Europa frente a la inmigración

Por.- Elizabeth Burgos

-Reacción europea contra los inmigrantes

La mandataria que hasta época reciente ejerció de todopoderosa canciller de Alemania, y por ende de líder de la Unión Europea, Angela Merkel, ve menguando su poder debido a su política de acogida de inmigrantes procedentes del África y del Medio Oriente.

Angela Merkel se había situado a la vanguardia de los países europeos y si bien se había ganado la admiración de los sectores humanitarios del continente, también suscitó el rechazo de los sectores soberanistas, defensores de la “identidad” europea, defensores de la hegemonía del cristianismo ante la creciente influencia musulmana. Tendencia que siempre ha existido, pero que se ha visto exacerbada tras los sangrientos atentados que han sufrido los países más importantes de la UE.

Angela Merkel fue reelecta canciller en las pasadas elecciones al cabo de una difícil y laboriosa negociación de alianzas con los diferentes partidos políticos que conforman el  panorama alemán. Negociación a la que fue obligada, porque pese a la elevada cuota de simpatías que la población alemana le otorgó durante sus varios mandatos, los problemas creados por el flujo de inmigrantes (entre otros, la violación de mujeres durante las fiestas de Año Nuevo en Bonn, luego los varios atentados perpetrados por individuos de religión musulmana), debilitaron su base de apoyo popular. La novedad del reciente evento electoral fue que por primera vez representantes de un partido de extrema derecha accedían al parlamento alemán.

En Italia, la exacerbación de la población italiana en torno al flujo de barcos cargados con inmigrantes que hasta ahora desembarcaban en ese país, tuvo como consecuencia que en las pasadas elecciones, extrema derecha y extrema izquierda se aliaran, demostrando el impacto que el problema migratorio tiene en Europa.

El resultado es el surgimiento en el seno de la UE de una alianza de los gobiernos opuestos a la norma europea de establecer cuotas de inmigrantes, fijadas de antemano, que cada país de la UE debe comprometerse a acoger. Durante el Consejo Europeo celebrado en Estrasburgo el viernes pasado en el que se trató del problema, Italia, Austria y Hungría, los gobiernos más vehementes en el rechazo del flujo migratorio, conformaron de hecho una alianza en torno al caso. También existe un eje menos vehemente, más discreto, integrado por representantes de París, Berlín y Bruselas, quienes admiten que Europa debe tomar medidas ante un problema que ha dejado de lado los demás asuntos urgentes que hoy enfrenta la comunidad europea. La extrema derecha ha convertido el problema migratorio en una verdadera mercancía electoral, que ha dado resultados por la acogida de su discurso nacionalista/identitario en la población, al punto de que el partido Alternativa por Alemania (AfD) de extrema derecha, accediera al Bundestag con 92 diputados, además de que en Austria, en Alemania y en Hungría, accedieran al poder.

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En Alemania, la polémica en el seno de las diferentes tendencias que conforman el nuevo gobierno alemán, ha sido ardua, principalmente para Angela Merkel.  Bajo la presión del partido bávaro conservador de la Unión Cristiana-Social (CSU), la Unión Cristiana-Demócrata (CDU) de Ángela Merkel, al cabo de tres semanas de debates entre los dos principales partidos de la derecha alemana, llegaron a un compromiso. El ministro del interior y presidente de la CSU, Horst Seehofer, obtuve de la canciller lo que había exigido desde el principio:  la expulsión de los inmigrantes que lleguen a Alemania procedentes de otros países en donde ya habían sido registrados. A la espera de ser expulsados, estos inmigrantes serán transferidos a centros de tránsito en las cercanías de la frontera austriaca. El acuerdo está por firmarse y se considera que el CSU de Merkel lo firmará.

En todo caso, un consenso en el seno de la UE parece haberse logrado entre los Veintiocho en Bruselas, aunque algunos se oponen a la creación de centros de acogida sobre la base de un voluntariado. Por su lado, el presidente francés, Emmanuel Macron, dando muestras de lucidez declaró que ese texto no resuelve por si solo “el problema del fenómeno migratorio, ni las crisis políticas que le son inherentes”

Es evidente que el haber transformado el problema migratorio en “mercancía electoral” se ha demostrado su valor mercantil por el resultado que le está dando a las corrientes nacionalistas de toda laya. El período durante el cual Alemania, por iniciativa de Angela Merkel, abrió plenamente sus fronteras autorizando la entrada de miles de inmigrantes que entraban por Austria tras haber sido  bloqueados en Hungría, fue durante un lapso de tiempo que se extendió del 5 de septiembre 2015 al 13 de noviembre 2015. En esa fecha, Angela Merkel anunció que  Alemania iba de nuevo a aplicar los acuerdos de Dublín que obligan a los inmigrantes a introducir sus demandas de asilo en el país de la UE al cual llegaron primero. Acuerdos que Angela Merkel había considerado como “obsoletos”, pero ya en febrero 2016, Alemania adoptó un proyecto de ley dificultando de manera drástica el reagrupamiento familiar. Luego en marzo 2016, Angela Merkel tomó la iniciativa de firmar un acuerdo con Turquía a cambio de varios millares de euros, para que los migrantes irregulares que llegaran a Grecia sean expulsados hacia Turquía. Acuerdo que redujo notablemente el flujo migratorio hacia Europa.

El especialista del tema africano, Stephen Smith, a quien le acaban de otorgar el “Premio del Libro de Geopolítica” por su volumen “La Estampida hacia Europa: la joven África en ruta hacia el viejo continente” (ediciones Grasset), afirma que la africanización de Europa ya es un hecho irreversible.

Para este gran conocedor del África, a los jóvenes africanos que desean mejorar su destino no les queda otra alternativa que la de emigrar a Europa. Hecho que el autor considera lastimoso, pues a ese ritmo, el despojo de sus mejores cuadros impedirá el desarrollo del continente africano. Pues la gente que emigra “no son los más pobres, sino aquellos que ya han adquirido un nivel de enseñanza que les permite darse cuenta de que su situación mejorará yéndose hacia países que les permitan mejorar su nivel de vida”.

Es también la situación que se vive hoy en Venezuela. Si se comparan las cifras de emigrantes del África y del Medio Oriente, con el éxodo de los venezolanos, Venezuela queda muy por encima de la despoblación africana.