Por Alex Vallenilla.
-Los inversores extranjeros no ven solución inmediata a la crisis de Venezuela.
La crisis económica que sufre Venezuela, producto de diversas distorsiones creadas por las políticas del actual gobierno, es vista por los inversores extranjeros como una situación que está lejos de resolverse, al juzgar por el precio de los bonos de deuda de Pdvsa y de Venezuela, los cuales se han hundido a mínimos históricos en las últimas semanas. Los apostadores en los mercados de deuda no vislumbran una salida en el país, por lo que un cambio político en breve no sería factible y menos ahora, cuando los factores de oposición política se encuentran en una situación de confrontación interna.
Los bonos de la deuda venezolana cayeron a 37,65% de su valor en promedio al final de junio, entre todos los títulos que han emitido la estatal petrolera venezolana y la República. Hay valores como el Pdvsa 2022N que apenas se cotizan en 19,93%, el más alto que es el que vence en 2020, uno de los títulos que se emitieron con garantía de Citgo, se comercia en 85,46%, le sigue el bono Pdvsa 2022, el de precio más alto con 25,92%, los otros seis títulos apenas promedian 22,84%.
Por el lado de los bonos de la República, el Ven-Global 2038 apenas vale 27% y el que vence este año, el Ven-Global 2038, sólo tiene un precio de 30,13%, por lo que los inversores no tienen expectativas de que pueda haber pago por este título debido a la crisis que atraviesa Venezuela. En promedio los valores venezolanos están en 27,78 por ciento. Estas cotizaciones indican que la desconfianza es enorme, la administración Maduro, que ha entrado en “default selectivo”, no logra revertir el proceso y cada vez los inversores huyen de estos papeles, acentuando la percepción de que no habrá cambios políticos pronto, por ninguna vía.
Los inversores extranjeros que han apostado por los valores venezolanos en tiempos anteriores, han estado saliendo de estos desde el primer trimestre de 2017, luego que a finales de 2016 el oficialismo suspendiera la realización de un referendo revocatorio que estaba solicitando la Mesa de la Unidad (MUD) y del que se desprendía expectativas de un cambio de gobierno. Ppara ese entonces los bonos de deuda en promedio estaban en 76,74 por ciento, luego que se produjera una subida desde 43,62 por ciento, desde principio de 2016. Al mismo tiempo durante ese año, las protestas y saqueos en las calles por hambre fueron sumamente fuertes, lo que obligó al gobierno a implementar cambios y abrir las fronteras.
A finales de 2015, los bonos de deuda alcanzaron un máximo de 66,94 por ciento, luego que se produjera la victoria de los factores de oposición en la Asamblea Nacional (AN), si bien el evento no fue contundente para que la confianza de los inversores fuera más amplia y los bonos se recuperaban desde mínimos de 49,92 por ciento a principios de ese año. Esa última marca se produjo luego del desplome definitivo que hundió el valor de la deuda en el año 2014, al caerse desde 114 por ciento en julio de ese año, una vez finalizadas las protestas que se produjeron en todo el país, que duraron al menos tres meses siendo convocadas por un sector de la oposición y que terminaron en una primera mesa de diálogos.
Antes de producirse las protestas denominadas “La Salida” y que arrojó más de cuarenta muertos, miles de heridos y detenidos, los bonos de deuda costaban 90,14 por ciento, por lo que los inversores extranjeros apostaron a un cambio de gobierno ante la situación que tuvo que atravesar el gobierno, el cual sometió las protestas con dura represión, violación de Derechos Humanos y arrestos masivos, además de emplear fuerzas civiles con armamentos, que acompañaban a guardias nacionales y policía en los enfrentamientos callejeros.
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El gobierno de Maduro sr inició con los bonos de deuda en 121,37 por ciento, luego de subir desde 90 por ciento tras la muerte de Chávez. Toda la arremetida estatal en materia económica, política y de represión, además de no promover la inversión, ni permitir la recuperación económica, así como la productividad, el hundimiento de los precios del petróleo desde finales de 2014, el alto endeudamiento y la peor corrupción jamás ocurrida certificada por el Departamento de Estado tras una serie de sanciones y congelación de activos en el extranjero de funcionarios estatales, hicieron que los bonos venezolanos se hundieran a un foso del que no han podido salir. A pesar de esto, el oficialismo no aplica reformas económicas ni cambia su modelo, llevando a Venezuela a una situación de impago de deuda que ahora está por el orden de los 5 mil millones de dólares vencidos.
Los problemas económicos se siguen complicando, Pdvsa viene perdiendo capacidad productiva. El estado venezolano perdió el apoyo de China, que venía otorgando préstamos a cambio de petróleo, con la promesa de que para esta fecha el país asiático debía estar recibiendo al menos 1 millón de barriles diarios (Mbd), y lo que se puede entregar son unos 300 mil barriles diarios (mbd), con expectativas de que cada vez sea menos la cantidad de crudo que se envíe bajo esta modalidad, luego que Conoco Phillips solicitara embargos de las instalaciones petroleras que Pdvsa tiene en el Caribe y que sirven para las operaciones de embarque de crudo para los envíos a Asia, incluyendo a la India, donde Venezuela entrega petróleo también a una refinería propiedad de la rusa Rosneft y con cuyo petróleo se paga la deuda a los rusos luego del préstamo por 51% de acciones de Citgo como garantía.
La situación política interna también está complicada y la desconfianza de los inversores permite concluir que no se vislumbra un giro. Por una parte los partidos políticos de la oposición reunidos en la MUD mantienen un enfrentamiento interno, recientemente esta coalición política decidió no participar en unas elecciones presidenciales convocadas por Maduro, mientras un sector de esa misma coalición encabezada por el ex candidato Henri Falcón sí se presentó a la contienda, siendo derrotado. Las diferencias internas en la MUD vienen desde años atrás, cuando los acuerdos políticos para participar en elecciones regionales no fueron del todo sólidos y apenas se lograron cuatro gobernaciones, luego de un proceso de elecciones primarias que dejó heridas entre los mismos factores de oposición.
Quienes abandonan los valores venezolanos ven una situación más complicada, y es que otro sector de la oposición se ha entregado de lleno a que la solución del conflicto interno quede en manos de la comunidad internacional, la cual desde todos los factores hasta ahora involucrados, como el Grupo de Lima y la Unión Europea, piden que se produzca un cambio político por la vía pacífica y electoral, mientras que el gobierno norteamericano no ha dejado de disimular su propuesta de tener que recurrir a la solución militar, con una acción parecida a la ocurrida en Panamá en años anteriores. Esto es algo que los países latinoamericanos no apoyan según reportes de agencias internacionales.
Hasta ahora la incertidumbre es grande y mientras tanto la hiperinflación acelera el colapso general de la sociedad venezolana, la cual no tiene dinero para comprar alimentos y medicinas, además de que los servicios públicos no funcionan. Lo único que el gobierno ha permitido es una diáspora, que al mismo tiempo le ha beneficiado porque se reducen la presión social y las protestas.