Según cifras publicadas por el Ministerio de Petróleo de Venezuela, el precio promedio del crudo venezolano vendido por PDVSA durante la semana que finalizó el 6 de julio aumentó a $ 69.65, un aumento de $ 2.58 desde los $ 67.07 del cierre de la semana anterior alcanzando así un precio promedio en el año 2018 de $60,03 un máximo en los últimos cuatro años.
El precio promedio de la cesta petrolera de Venezuela para 2017 fue de $ 46.66, por encima de los $ 35.15 de 2016. Y más alto que los $ 44.65 del 2015 pero más bajo que los $ 88.42 del 2014.
Sin embargo, a pesar del incremento en el precio del crudo, la producción petrolera va en picada, que es lo que está provocando la mencionada subida de los precios mundiales del crudo.
El país, que sufre de aplastantes deudas, hiperinflación, problemas laborales y una infraestructura petrolífera que se desmorona, ha sido el principal contribuyente -aunque involuntariamente- al exceso de cumplimiento de la OPEP con los recortes acordados, lo que ha “secado” el mercado más rápido de lo que muchos observadores habían anticipado.
En junio, según la más reciente encuesta de Platts, la producción petrolera de Venezuela cayó a 1,3 millones de bpd, la cifra más baja en los registros de esa empresa. Desde enero 2014 a junio 2018 el país ha destruído 1,6 millones de bpd de capacidad de producción.
Y en los últimos 12 meses, la pérdida es de 600.000 bpd de capacidad de producción, que valorados a un precio de $60 por barril, significa una pérdida de ingresos al país de 12,9 mil millones de dólares.
En 1998, un año antes de que Hugo Chávez asumiera la presidencia, Venezuela producía 3,5 millones de bpd y tenía planes para aumentar esa producción de 6 a 8 millones de bpd en 2008. En cambio, las expropiaciones, política económica socialista desastrosa, hiperinflación, corrupción y purgas políticas dentro de Pdvsa ha llevado a la una vez poderosa producción de petróleo de Venezuela a menos de la mitad de lo que era hace 20 años.