Por J. Gerson Revanales
El gobierno cada día pierde más espacio y pone en riesgo nuestra soberanía e integridad territorial, en el contencioso por la Guyana Esequiba.
En esta novela por entregas que es la política exterior del gobierno, nos preguntábamos qué sorpresa nos tendría esta semana el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores (MI PO PO RE). Las sorpresas fueron tres. La primera, el intempestivo viaje de Maduro a Turquía para abrazarse con Erdogan, un candidato seguro a la Corte Penal por genocidio y crímenes de lesa humanidad. En Caracas, la firma por el canciller de unos acuerdos con el Primer Ministro de Haití, destituido al llegar a su capital. Y la tercera gran sorpresa, el comunicado del CARICOM, tendencioso y parcializado a favor de Guyana, a pesar de todo el dinero regalado a los amigotes del Caribe. De la proclamada africanidad y del supuesto liderazgo en los “No Alineados”.
Es sorprendente que los gobiernos del CARICOM hagan una lectura inexacta del ART 53 del Estatuto de la CIJ, al obviar la parte segunda de dicho artículo, el cual advierte que la Corte “antes de dictar su decisión, se asegurará no sólo de que tiene competencia, sino también de que la demanda está bien fundada en cuanto a los hechos y al derecho”, algo que los honorables jefes de Gobierno desconocieron en su comunicado. Pero más grave aún, es que consideren como vinculante las sentencias de la CIJ, cuando Venezuela no es parte de esta alta instancia, al no haber firmado la Cláusula Facultativa de Jurisdicción Obligatoria, requerida en el Art 36 Num 2 del Estatuto de la CIJ.
Guyana pretende que el Artículo IV del Acuerdo de Ginebra representa una aceptación tácita de Venezuela de la jurisdicción de la CIJ, cuando nunca fue depositado este Acuerdo en el Registro General de la Corte; además de no formar parte de tratados multilaterales como el Pacto de Bogotá y la Convención del Mar.
El Caribe olvida que todos los gobiernos democráticos de Betancourt, Leoni, Caldera, CAP, Luis Herrera y Lusinchi, siempre demostraron su solidaridad y cooperación desde el mismo momento de su descolonización. Cuando algunos requirieron del apoyo para el fortalecimiento de sus democracias como Haití y Trinidad, Venezuela estuvo presente; les otorgó Arancel Cero a sus exportaciones y apoyó el desarrollo con diversos programas de cooperación como: Programa para el Caribe (PROCA); las facilidades petroleras de Puerto Ordaz y el Acuerdo Energético de San José y en todo momento utilizó la negociación para la delimitación fronteriza: con Holanda (por Aruba, Curazao, Bonaire; Saba y St. Eustatius); con Francia (por Martinique y Guadalupe) y con Trinidad y Tobago; para que emitan un comunicado que en nada ayuda a alcanzar un arreglo práctico y satisfactorio como lo establece el Acuerdo de Ginebra en su artículo 1 “buscar soluciones satisfactorias para el arreglo práctico de la controversia”, ya que la vía jurisdiccional contradice el preámbulo del Acuerdo de Ginebra, al establecer que “cualquier controversia entre las Partes debe ser amistosamente resuelta en forma que resulte aceptable para ambas Partes”.