Por Williams Dávila
***Para la construcción de una Venezuela libre y de los venezolanos, cobra vigencia el llamado a la rebelión civil de Alberto Carnevali.
Tenemos que rehacer la unidad. No como táctica, sino como estrategia de largo alcance. No es que el gobierno esté fuerte, es que los venezolanos tenemos que estar cada vez más unidos; unidos en todos los frentes (en lo familiar, social, sindical, político). Hay antecedentes que nos pueden servir de guía. El llamado a la rebelión civil de Alberto Carnevalli es un ejemplo.
El contexto histórico en el que se desempeña el llamado a la rebelión civil por parte de Alberto Carnevali es bastante convulso. Por un lado, el fin de la segunda Guerra Mundial abría paso a la guerra fría. El breve experimento venezolano de transición democrática por medio de la revolución octubrista del 45 había visto su final en forma abrupta y desconcertante. Las fuerzas populares se hallaban dispersas dada la instauración de un gobierno militar de corte dictatorial.
Ya para entonces, Pérez Jiménez había consolidado su poder al encontrarse fuera de juego Carlos Delgado Chalbaud. En ese marco de circunstancias es convocada una Asamblea Nacional Constituyente en 1952, para celebrarse su elección el 30 de noviembre de dicho año.
Acción Democrática se abstuvo de concurrir a las urnas, conforme a las razones expuestas en un extenso manifiesto suscrito por Rómulo Betancourt, en el duodécimo aniversario del partido. Muerto trágicamente Ruiz Pineda, le corresponde a Alberto Carnevali la conducción de la resistencia y el partido en calidad de Secretario General en la clandestinidad. A sus 36 años despuntaba como abogado y estudioso. Era un político con vocación de estadista -según Betancourt.
Es así como procede a la redacción del documento “A la rebelión civil llama Acción Democrática”. El manifiesto contenía una narrativa de los hechos y circunstancias presentes, así como un análisis de las posibilidades de éxito frente a la dictadura, y una serie de medidas a ser tomadas en cuenta para la organización de la lucha.
Betancourt, al referirse al llamado, escribe: “Analítico y arengativo, ese documento es una de las piezas políticas que quedarán en la historia de Venezuela, por su vigoroso aliento democrático y por la encendida fe en los destinos del país que trasciende de sus páginas”.
Carnevali propone lo que podríamos denominar las tres líneas de acción a seguir, en lo que podría configurar una “tríada libertaria”, mediante un llamado a la rebelión civil, una rebelión de opinión, mediante protestas con orientación política y un claro llamado a la Fuerza Armada. En palabras suyas:
Todos los venezolanos, y especialmente los dos millones de personas a quienes se les ha atropellado miserablemente su voluntad comicial, estamos comprometidos por dignidad en una histórica cruzada nacional: la demolición del podrido andamiaje de la dictadura perezjimenista y la formación de un gobierno provisional de equilibrio político. Un gobierno que tenga objetivos bien definidos; que restablezca las libertades públicas; que retire el ejército de su actual plano de indebido predominio político y lo coloque en su función natural de cuerpo técnico profesional, y, por último, que encauce a la nación definitivamente hacia el sosegado ejercicio de su soberanía, de modo que el pueblo pueda elegir libremente a quienes deban dirigir en firme la transformación democrático-revolucionaria del país hasta lograr plenas y satisfactorias condiciones de bienestar social y una adecuada independencia económica en el campo internacional.
Por tal razón, propone diversas líneas de acción: una intrapartidista resumida en la máxima “Ningún ciudadano podrá considerarse miembro de Acción Democrática si no milita activamente en su respectivo grupo político de base”; otra extrapartidista: “ningún ciudadano demócrata, aunque no milite en partido alguno, debe permanecer inactivo en la presente ofensiva contra la tiranía”; y por último una línea supra partidista bajo la máxima: “todas las fuerzas políticas están obligadas a hacer respetar la soberanía nacional con los medios de que dispongan”.
Las reflexiones de Alberto Carnevali muestran su lucidez; pero, además, su clara madurez política, al comprender la necesidad de establecimiento de un frente amplio, plural y representativo, que animara la lucha contra la tiranía y en defensa de la Venezuela democrática que pretendían sepultar. Su llamado en modo alguno es un ejercicio de simpleza política, en búsqueda de una tribuna para orar; por el contrario, es un documento que reviste profundo valor analítico de las circunstancias venezolanas de aquel entonces así como de proposiciones convincentes para sacar adelante al país de la situación de desconcierto y terror que había instaurado la dictadura militar, en clara contravención de los logros alcanzados por la democracia brevemente instaurada gracias a la revolución de octubre.
Hoy día, el llamado a la rebelión civil de Alberto Carnevali cobra vigencia en el tiempo y espacio venezolano; razón por la cual es un deber ineludible prestar atención e interés a tal documento, a fin de refrescar la orientación de la lucha, en la construcción de una Venezuela libre y de los venezolanos. ¡Fe y disciplina!