Agenda Zapatero domina la gira latinoamericana de Pedro Sánchez

Por Roberto Mansilla Blanco

Pasando de largo la crisis venezolana y evitando criticar a Nicolás Maduro, la gira latinoamericana del presidente español Pedro Sánchez es un remake del “plan Zapatero” para Venezuela.

Que Venezuela dialogue consigo misma”. Fueron las palabras del presidente español Pedro Sánchez este martes 28 a su llegada a Santiago de Chile, primera parada de su primera gira latinoamericana desde que en junio pasado llegara a La Moncloa.

Al ser preguntado sobre su opinión ante la gravedad de una crisis venezolana cada vez más hemisférica, el visitante Sánchez dejó claro que Madrid no busca entrometerse en la crisis venezolana. Pero sus palabras verifican igualmente quién es el que está detrás de esta posición: el ex presidente José Luís Rodríguez Zapatero.

El presidente español quiso así pasar de puntillas un tema escabroso como el venezolano que, tomando en cuenta el apoyo a su gobierno por parte del “chavista” PODEMOS, parece comprometerlo directamente.

Mientras su homólogo chileno Sebastián Piñera consideraba que la Venezuela gobernada por el chavismo y el presidente Nicolás Maduro “tomó el rumbo equivocado” y que desde hace tiempo “dejó de ser una democracia”, Sánchez no quiso entrar en detalles, asegurando que España será “parte activa” en los procesos de dialogo en Venezuela y que no habrá “injerencia española” en la crisis venezolana.

Las palabras de Sánchez parecen suscribir el guión establecido por su aparente mentor y asesor, el también ex presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero. El peso de Zapatero en el “caso Venezuela” parece tener una enorme influencia en el gabinete de Sánchez, en particular de su ministro de Exteriores, Josep Borrell: no injerencia, descartar críticas a Maduro y apostar por un diálogo de circunstancias que aporta claras ganancias al régimen venezolano, con una oposición venezolana dócil, domesticada y dividida.

Los pasos de este guión parecen claramente establecidos desde que, en julio pasado, Borrell recibiera en Madrid a su homólogo venezolano Jorge Arreaza. Allí, el ministro español de Exteriores prometió al representante de Maduro que el nuevo gobierno en La Moncloa no se entrometería en los asuntos venezolanos, en clara alusión de rechazar la agria relación mantenida entre Madrid y Caracas en tiempos del gobierno de su antecesor Mariano Rajoy.

Las declaraciones de Sánchez en Chile confirman así el peso de Zapatero en este viraje de la diplomacia española con respecto a Venezuela. Una influencia que bien podría traspasarse a otros niveles de la política española.

       Al terminar una reciente entrevista en directo en un programa televisivo en España, y sin darse cuenta de que los micrófonos aún estaban abiertos, Zapatero le aseguraba a su entrevistador que, ante el contexto político actual en España y prácticamente como si hablara en nombre del gobierno de Sánchez y de su partido, el PSOE, “nos conviene mantener la tensión”.

Esta tensión política actual en España viene determinada por recientes decisiones tomadas ante aspectos relativos a la memoria histórica, como fue  la reciente decisión del Parlamento español, con votos favorables del PSOE y de PODEMOS, entre otros, de exhumar los restos del ex dictador Francisco Franco en el polémico monumento del Valle de los Caídos, a las afueras de Madrid.

      Están también las actitudes que el gobierno español mantiene con las fuerzas separatistas en Cataluña, aspecto que intensificaría esa tensión política a la que hacía referencia off the record Zapatero al finalizar la tertulia televisiva.

¿Habrá tensión con Duque?

Sánchez viajará además por Colombia, Bolivia y Costa Rica, países que como Chile viven de cerca el drama humanitario venezolano, traducido en más de 2,3 millones de venezolanos que huyen del desastre económico impulsado por las medidas del presidente Nicolás Maduro.

Muy probablemente descartando cualquier alusión a la crisis venezolana durante su visita al presidente boliviano Evo Morales, el único aliado que le queda a Maduro en América del Sur tras la reciente salida ecuatoriana de un ALBA sepultado, está por ver cómo será la visita de Sánchez al recientemente entronizado presidente colombiano Iván Duque, tradicional detractor de Maduro y presidente de un país que soporta en carne propia los avatares de la crisis humanitaria venezolana.

En Bogotá, Sánchez tendrá una verdadera “papa caliente” ya que Duque no sólo es un “antichavista” radical y pieza clave de la política que hacia Venezuela está acicalando la administración Trump, sino también un decidido opositor de los acuerdos de paz con las FARC firmados por su antecesor en la presidencia, Juan Manuel Santos, y de los que España es país firmante y garante de los acuerdos.

Por ello, la gira de Sánchez, con obvias expectativas de asegurar los intereses de las multinacionales españolas en América Latina en un momento en que la geo economía global afronta cambios importantes, no tocará el tema Venezuela, para satisfacción de Maduro.