Por.- Jaime Granda
Los románticos de la izquierda venezolana están asombrados por la voltereta económica del madurismo, mientras la hiperinflación sigue devorando salarios y pensiones.
El mundo contempla absorto todo lo que está ocurriendo en Venezuela, considerado ahora el país de la desinformación, especialmente la transfiguración de un desgobierno.
No hay experto que pueda decir con certeza en este momento quien gobierna en Venezuela y el pueblo se queja por las contradicciones entre los diferentes voceros de la cúpula del poder.
Las cosas se han complicado en las últimas semanas por la proliferación de vicepresidentes en cada área que no siempre coinciden con los que están al frente de instituciones como el Banco Central de Venezuela, la Superintendencia de bancos, el Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS), los encargados de fijar o acordar precios, para mencionar solo los que más han sonado desde que entró en vigencia la reconversión monetaria.
La transfiguración del desgobierno muestra como un régimen, que despreció e insultó a quienes se fueron a otros países a buscar lo que no se encontraba en Venezuela, ahora aparece como salvador de quienes están en otros países. En los países del sur del continente tienen claro que todo ese anunciado plan de repatriación de venezolanos es una farsa y un gasto de dinero para montar piezas de propaganda que ya no convencen a nadie.
Todo el mundo sabe que Venezuela siempre fue un paraíso para los migrantes y la revolución chavista lo destruyó a tal punto que los venezolanos, por primera vez, se convirtieron en migrantes.
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El miércoles pasado, la gente de izquierda que todavía no ha superado el lavado cerebral aplicado en nuestras universidades desde los años sesenta, quedó perpleja al ver la transfiguración de un proyecto supuestamente socialista en una improvisación capitalista que Nicolás Maduro trató de sustentar ante un grupo de empresarios en Caracas, diciendo: “tenemos los mejores pensadores económicos de Latinoamérica y los mejores asesores económicos de los EE. UU., Europa, China y Rusia (…) hemos ideado un sistema para que funcione en su totalidad”.
Frente a tantas promesas con el nuevo proyecto político, la gente ve con desconcierto cómo los precios que dicen haberse acordado con los productores son revisados a los pocos días para elevar sus costos aunque la cúpula niegue su incapacidad para frenar la hiperinflación. Chavistas y opositores han alertado que la hiperinflación no se ataca reprimiendo a los empresarios o poniendo presos a gerentes de supermercados.
Los más de 4 millones de pensionados fueron los más atropellados por la improvisación en la aplicación del supuesto plan de recuperación económica.
Grandes expertos internacionales de economía han dejado claro la inviabilidad del petro, la moneda inventada por el madurismo y que ni es virtual ni es real, sino todo lo contrario, según las explicaciones que hacen los voceros oficialistas a través de programas de radio y televisión.
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A raíz del tan comentado reportaje de la agencia Reuters, el profesor norteamericano de economía Steve Hanke sentenció: “Como era de esperarse, nadie está utilizando el petro. La moneda no es vendida en ninguno de los mercados más conocidos de criptomonedas y ninguna tienda lo recibe. El petro es un fraude”.
Ese invento llamado petro es la base de todo el proyecto económico que maneja la cúpula madurista con tantas improvisaciones que no han podido pagar las pensiones ni el aumento salarial a los trabajadores activos, mientras siguen subiendo los precios de la comida, de las medicinas, de los servicios públicos, incluyendo el transporte público nacional.
Servando Carbone, coordinador de la Unión Nacional de Trabajadores (Únete), advirtió que el aumento salarial era necesario, pero su fijación es ilegal porque viola lo establecido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ya que tanto los aumentos salariales como lo que tiene que ver con los bonos de alimentación, deben ser consultados previamente con empresarios y trabajadores. Agregó que el plan de recuperación económica pulveriza las prestaciones sociales y considera que en su afán de mantenerse en el poder, el madurismo tomó el camino de la confrontación y está jugando al estallido social, pero los trabajadores tienen que exigir respeto a sus derechos.
También considera que el régimen “lo que quiere es que seamos unos mantenidos, pero eso no lo vamos a permitir. El movimiento sindical dará una respuesta unida ante todos estos desmanes, que a lo que llevan es a la conflictividad”.
El despelote con el aumento de salarios es tan obvio que gente del propio Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) como la vicepresidenta de la Asamblea Constituyente, Tania Díaz, puso a circular un mensaje para los conserjes y vigilantes privados. El mensaje dice: “Trabajadora y trabajador residencial, vigilante privado, NO firmes renuncia, ni aceptes desalojos. El ministerio del Trabajo y la @ANC_ve garantizan tus derechos”.
Otras opiniones
Más allá de las diferencias y polarizaciones que siguen dominando el escenario político en Venezuela, hay que reconocer que el execrado ex presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, ha tenido razón en lo que viene advirtiendo desde hace meses a través del diario zuliano Panorama.
El domingo pasado dijo: “Todavía no ha entrado en vigencia el nuevo salario anunciado por el paquetazo, y ya el marcador reconocido por el gobierno, ‘DólarToday’, indica que el Bolívar soberano se devaluó en un 45%”.
También dijo: “Han destrozado la conciencia del pueblo, cuando lo ponen a luchar por una caja de comida importada de mala calidad, detrás de la cual están los negocios de los ‘panas’ del gobierno, pero que resulta en un ejemplo palpable del fracaso del madurismo, todo está mal, sin embargo, le dicen al humilde: ‘bueno, pero con eso te resuelves’, además, esta miseria se entrega a cambio del apoyo al madurismo”.
Ramírez dijo otra verdad: “Mientras esto sucede, se sigue entregando al país, nuestros recursos naturales: el petróleo y el gas; la Faja Petrolífera del Orinoco, el Gas de la Patria, PDVSA; nuestros recursos mineros: el oro, diamante, coltán, el Arco Minero; nuestra soberanía: el petróleo del Esequibo a la Exxon Mobil.
“Porque es que el paquetazo de Maduro, la represión y la entrega del país, son todas caras de la misma moneda: un gobierno antinacional, autoritario y de derecha, que se impone sobre todo un pueblo desmovilizado, con una dirigencia paralizada o entregada. Maduro no sólo traiciona a Chávez, sino que arrasa el país, lo destruye, lo vacía de toda posibilidad de futuro. Hacen y harán lo que sea para mantenerse en el poder”.