El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido salpicado también por el entramado de dudas en torno a los estudios universitarios de los políticos españoles. Cristina Cifuentes fue la primera bomba en estallar, hace apenas cinco meses. De ahí hasta acá, ha habido de todo -incluyendo la aprobación de una Moción de Censura que llevó al PSOE a La Moncloa- y el cuestionamiento de cinco altos cargos públicos por presuntas irregularidades académicas.
Además de Cifuentes, han sido señalados Pablo Casado, actual presidente del PP; Carmen Montón, Ministra de Sanidad hasta el momento de la acusación, cuando dimitió; Pedro Sánchez, actual Presidente del Gobierno que ha desmentido las acusaciones y Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, que al parecer presume de un doctorado que no ha terminado.
Breve resumen de los hechos
Cristina Cifuentes era la Presidenta de la Comunidad de Madrid cuando se desató la tormenta que acabó con ella fuera de la Comunidad y de la política, de forma abrupta y aunque la dimisión no fue -explícitamente- por el Máster de Derecho Autonómico de la Universidad Rey Juan Carlos que cursó entre 2011 y 2012 y por el que todavía está siendo investigada, sí que fue este asunto el que removió el avispero.
Pablo Casado, por su parte, es señalado por presuntas irregularidades en el mismo máster, cosa bastante curiosa. En su caso, lo cursó antes, en el curso 2008-2009, pero con el mismo director que tres años después, cuando lo cursó Cifuentes. El mencionado director es Enrique Álvarez Conde, principal imputado del «caso máster». Este caso siguen en tribunales.
En tercer lugar, tenemos a la ex ministra de Sanidad, Carmen Montón, quien también ha sido señalada por irregularidades en sus estudios de máster que fueron cursados en la misma universidad que Cifuentes y Casado y adscrito al mismo instituto (Instituto de Derecho Público -IDP) adscrito a la universidad. Pero su máster era distinto al de Casado y Cifuentes y en el que nada tenía que ver -aparentemente- Álvarez Conde. La ministra acabó dimitiendo horas después «para no perjudicar al Ejecutivo».
Con estos tres casos, la Universidad Rey Juan Carlos se ha creado una fama terrible en los últimos meses. Profesores, alumnos y trabajadores se han visto ensombrecidos por la mediocridad de la que es acusada la universidad en la opinión pública, que muchas veces -ya lo sabemos- es mucho más cruel que la sentencia de un juez.
Pero es que la duda no está solo en estos tres casos. De repente, Albert Rivera, Presidente de Ciudadanos, ha instado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el primer pleno de este curso político en el Congreso de los diputados, que hiciera pública su tesis doctoral. Otra olla destapada.
Sánchez, el PSOE y el Gobierno se movilizaron para zanjar este asunto a la brevedad. Al día siguiente, los periódicos titulaban con el presunto plagio que Sánchez cometiera en su Tesis Doctoral en la Universidad Camilo José Cela. Pero el mencionado trabajo académico fue meticulosamente evaluado para detectar el nivel de texto repetido y el resultado es que -según los softwares aplicados- la tesis de Sánchez no ha sido plagiada.
Y posteriormente, cayó en la boca del lobo el líder naranja, quien aparentemente dice estar cursando un doctorado en Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Barcelona, en el que estuvo matriculado pero ya no lo está, según ha asegurado la rectora de dicha institución académica, Margarita Arboix.
Lo que hay detrás
La periodista Mariángela Velásquez ha publicado recientemente un reportaje producto de una investigación sobre estos temas. En la mencionada investigación periodística, Velásquez asegura que los fraudes académicos son numerosos y las causas de los mismos, también.
«La obtención de una maestría universitaria retomó importancia en 2010 con la puesta en marcha del llamado Plan Bolonia, creado para integrar las universidades españolas al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES)», explica la periodista, quien termina este punto asegurando que por esta razón, se multiplicaron los alumnos matriculados en estudios de máster a partir de esa fecha.
Pero esto no es en sí un problema, sino una exigencia que algunas personas intentan burlar de forma fraudulenta. Sin embargo, hay otro tema que salta a la vista y genera aún más suspicacia, según la periodista: «Uno de los problemas que afecta a las universidades de todos los países es el uso cada vez más generalizado de terceros para la elaboración de trabajos de investigación y tesis«, explica.
«La oferta de los productores de tareas académicas es muy extensa. El prestigio de esta peculiar industria se obtiene con la puntualidad de las entregas y la habilidad de producir materiales que evadan la detección de los profesores», apunta también Velásquez en este artículo que abre la ventana al problema de fondo que es la creciente mediocridad que parece abundar en la Academia. Un asunto verdaderamente preocupante, para el presente y futuro del país.