La “pasión turca” de Nicolás y Cilia

Por.- Roberto Mansilla Blanco/ Corresponsal en España

El esperpéntico banquete en Estambul de Nicolás Maduro y Cilia Flores, agasajados en el lujoso restaurante Nurs-Elt del célebre chef e influencer turco “Salt Bae”, es una metáfora que simboliza claramente la naturaleza real del régimen “madurista”.

La tradición

En los orígenes de las corrientes artísticas vanguardistas aparecidas a finales del siglo XIX, se popularizó una pieza teatral cuyo personaje central, el Ubu Rey, simbolizaba la opulencia bufa, innoble y grotesca del poder. La pieza teatral comenzaba con una exclamación alegórica: “Merde” (“mierda” en francés), con el que se presentaba al susodicho personaje.

El autor de esta pieza, el francés Alfred Jarry, se convirtió en un precursor de corrientes artísticas fundamentales a posteriori, como fueron el surrealismo, el dadaísmo y el teatro del absurdo.

Resulta por tanto inevitablemente provocador evocar el émulo del Ubu Rey tras observar las fotos y los videos que encienden las redes sociales esta semana, en las que el presidente venezolano Nicolás Maduro y la “Primera Dama Combatiente”, Cilia Flores, degustan las exclusivas carnes del lujoso restaurante Nusr-Et, propiedad del célebre chef e influencer turco Nusret Gökçe, popularmente conocido como “Salt Bae”, ubicado en la cosmopolita Estambul.

Lea también: La Crónica Chavista: Pueblo escuálido y régimen gordo

Un Maduro extasiado ante el fino arte de cortar y salar la carne por parte de “Salt Bae”, fumando un costoso habano y sin reparo alguno de grabarlo y publicarlo en las redes sociales, ha provocado el obvio estupor no sólo en Venezuela, sino en los principales medios del mundo.

La opulenta y arrogante actitud del “Ubu Rey” venezolano contrasta claramente con la trágica realidad del país que gobierna, donde la propia ACNUR ya ha reconocido sin tapujos que el éxodo y la tragedia social venezolana es una “crisis humanitaria y de refugiados”, provocada precisamente por el hambre y la escasez.

El viaje

No debe ser casual esta “pasión turca” de Maduro y Cilia. Tras su visita a China, donde viajaron desde Caracas, precisamente en un avión turco, para pedir auxilio financiero al “gigante asiático”, la pareja presidencial recaló brevemente en Estambul, “oficialmente” para una visita de trabajo. A tenor de la opulenta cena, la pareja presidencial no pareció tener reparos en mostrar un marcado contraste: pedir dinero a China para vivir el lujo en Turquía.

Pero como bien señalan diversos reportajes publicados en el site armando.info, la visita a Estambul pudo tener otros motivos: la implicación turca en el gobierno de Maduro a través de importantes conexiones económicas.

Entre estas informaciones se refleja la existencia de fuertes redes empresariales en el provisionamiento y enriquecimiento a través de las cajas CLAP en Venezuela, con conexiones en Turquía y Emiratos Árabes Unidos. Curiosamente, en este opulento emirato petrolero, “Salt Bae” tiene también uno de sus lujosos restaurantes.

Probablemente persuadido por la indignación en las redes sociales, “Salt Bae” borró casi de inmediato de su cuenta de Instagram las fotos de Maduro en su restaurante. Vale decir que el chef turco es considerado igualmente como un popular influencer, alguien que es muy popular y frecuente en el uso de las redes sociales, y que ejerce una gran influencia entre los usuarios con la publicación de sus imágenes y mensajes.

Pero el propio Maduro le jugó una mala pasada al turco cuando, al salir de Estambul, reflejó en twitter con un “gracias Nusret” en qué había consistido el “viaje de trabajo” realizado.

Recuerdos de Tokio

La opulenta cena de Maduro y Cilia en Estambul también tiene una curiosa comparativa con otra acaecida hace una década, en 2008, durante la celebración de la cumbre del G-8 en Tokio.

En esa ocasión, la lujosa cena de hasta ocho platos con que fueron agasajados los grandes líderes mundiales de entonces en una cumbre cuyo tema principal era la lucha contra el hambre, causó una indignación mundial de enorme magnitud. Y eso que para esa época, las redes sociales que hoy dominan los mass media estaban apenas en una fase embrionaria.

Las imágenes del Maduro relajado y sonriente, disfrutando de la Dolce Vita, contrastaban de manera indignante con aquel líder que está sometido “a una fuerte presión”, palabras literales de su “socio” Zapatero, el mismo que simultáneamente arengaba en el controvertido Foro de Sao Paulo que el éxodo venezolano era provocado “por las sanciones de EE.UU.”, mientras el presidente venezolano se extasiaba en Estambul bajo el lujo oriental.

Maduro y Zapatero, dos personajes que con sus declaraciones y acciones bien podrían servir de posmodernos “Ubu Rey”, émulos de la célebre pieza teatral de Jarry.

Por lo que respecta a Maduro y Cilia, ambos no se resistieron al “orientalismo” exótico de la “pasión turca”. Todo ello sin percatarse no sólo de la tragedia venezolana sino del poderoso efecto que ejercen en la opinión pública las redes sociales, y que puede resultar contraproducente.

___

PD: “La Pasión Turca” es una célebre novela erótica del escritor español Antonio Gala, publicada por la editorial Planeta en 1993. Narra la historia de una española que viaja con su marido a Estambul, pero que finalmente se deja extasiar por la lujuria pasional y sexual de un amante turco, quien finalmente resulta ser un traficante, con las consecuentes secuelas morales y físicas que este “thriller” amoroso deja en la protagonista. La novela fue llevada al cine en 1994 por el director Antonio Aranda, y protagonizada por la conocida actriz y cantante Ana Belén.