Por Eduardo Martínez, corresponsal en Italia.
En las pasadas semanas se desató un revuelo en la prensa italiana, ante la llegada del estadounidense Steve Bannon. Un católico calificado de “ultra conservador”, quien muestra entre los ítems de su currículum el haber sido asesor en estrategia del presidente Donald Trump.
El Papa en la mira
Bannon llega a Italia en momentos en que el aire político se está enrareciendo en Europa: Los límites de los bloques ideológicos y de opinión están siendo violentados por nuevos paradigmas. Más que nuevos vientos, estaríamos en presencia de ventarrones, que bajo la excusa de preservar la civilización judeo-cristiana, amenazan a las principales instituciones occidentales.
El Vaticano no escapa de estos movimientos. Y dada la estructura de poder que impera desde hace dos mil años en San Pedro, ir por el Vaticano es ir por el Papa. Por lo que el principal objetivo -en verdad- parecería cernada nada menos que el propio Papa Francisco.
Hasta ahora, la pelea de los protestantes con el Papa se circunscribió principalmente a enfrentamientos católicos protestantes en Irlanda del Norte y en los Estados Unidos. Esto al punto que “papistas” han sido el principal calificativo aplicado a los católicos en esos lugares.
Con la proliferación de los partidos de la izquierda marxista en Europa, los Papas comenzaron a ser señalados –uno tras otro- como una de las “figuras” más prominentes de la derecha mundial.
Una pregunta que flota tras esos ventarrones, es si existiera este movimiento en el caso en que el Papa Francisco se hubiera callado frente a los abusos sexuales de varios obispos que vienen siendo denunciados, principalmente en varias diócesis estadounidenses.
La avanzada gringa
La razón esgrimida oficialmente para la visita de Steve Bannon, fue su asistencia a la reapertura de la Certosa de Tristuli – con alojamiento para 300 personas- ubicada a pocos kilómetros de Roma.
Una abadía dada al cuidado de la “Dignitatis Humanae Institute”, DHI, patrocinada por Bannon y por el también estadounidense Cardenal Raymond Leo Burke, Arzobispo Emérito de San Luis, EE. UU.
El Cardenal Burke se ha caracterizado por rivalizar con el Papa Francisco, luego que Su Santidad lo destituyera en el 2014 como Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, la máxima autoridad judicial del Vaticano.
La destitución de Burke sucedió 4 días después que se quejara que “existe una fuerte sensación de que la iglesia es como un barco sin timón”. No le valió haber tratado de compensar lo dicho con el agregado que “no quería ser interpretado como una crítica al Papa”.
Burke fue dejado de lado por el Papa y designado como Patrón de la Soberana Orden Militar de Malta. Un cargo secundario. En el 2017, el Papa envió al hoy Cardenal Giovanni Angelo Becciu, como “delegado especial” en la Orden de Malta. Una asignación que ha sido tomada como una intervención y que desplazó un poco más al Cardenal Burke. Un cambio de carácter “indefinido”, a pesar que Becciu es Prefecto de la Congregación de los Santos desde agosto del 2018.
En los últimos tiempos, aparte de presidir la directiva del Instituto de Dignidad Humana, DHI y endosar las ideas de Bannon, el Cardenal Burke ha disertado sobre el “Papa Herético”.
También ha sido uno de los firmantes de la “dubia”, la carta de crítica al Papa Francisco por su posición ante el divorcio, el matrimonio, el aborto y la inmigración que afecta a Europa.
Más recientemente, Burke no dudó en apoyar las denuncias de Monseñor Carlo Maria Viganò, ex Nuncio Apostólico en Washington, en contra de un presunto encubrimiento por parte del Papa Francisco a los abusadores sexuales.
En opinión de los analistas y vaticanólogos, pudiéramos estar presenciando los inicios de una tentativa de cisma de la Iglesia de Roma.
Dignitatis Humanae Institute
Este instituto fue fundado en 2008. Es un “think-Tank” cuyo objetivo es “proteger y promover la dignidad humana basada en la verdad antropológica de que el hombre nació a imagen y semejanza de Dios”.
En su directorio se encuentran 14 cardenales, el Príncipe Carlos de Borbón y Dos Sicilias – Duque de Castro y Steve Bannon, entre otros. El Cardenal Burke preside la Junta de Asesores.
Benjamín Harnwell, quien funge de presidente de la Junta Directiva, declaró en este mes al diario italiano La Stampa, que “se trata de un proyecto para promover la civilización occidental y sus fundamentos judeo-cristianos, según el pensamiento nacionalista populista que ha desarrollado Bannon”.
Para el Papa Francisco, según declarara en la isla de Sicilia, el único populismo admisible es el “populismo cristiano”- “Servir y Escuchar”.
También Harnwell ha señalado que esto “no significa que uno deba compartir cada palabra del Papa para ser católico”. Para luego atrincherarse en su condición laica. “Somos laicos, tener otras opiniones o expresar el mismo concepto con palabras diferentes no significa que no seamos católicos o que estemos en contra del Papa”.
Sobre el populismo de Bannon, Harnwell ha advertido que “no hay que leer lo que escriben los periódicos sobre Bannon. En sus palabras están arraigadas las enseñanzas de la iglesia y también su populismo es regido por un pensamiento muy cristiano, el de la defensa y la promoción del trabajador, del obrero, una categoría vulnerable”.
Por su parte el Cardenal Burke declaró a la agencia Reuters, que se trata de “promover diferentes proyectos que deberían dar una contribución decisiva a la defensa de lo que se solía llamar cristiandad”. Aunque sin mencionar a Bannon, de alguna manera lo retrató, y sustentó la labor que desarrollará el Instituto de acuerdo a lo que ha venido declarando Harnwell.
En todo caso y bajo la visión de Bannon, el instituto impartirá una serie de cursos que serán ofrecidos por cuatro profesores de universidades de Estados Unidos e Italia.
El programa contemplará cursos de Filosofía, Teología, Historia y Economía. Estarán dirigidos principalmente a jóvenes de no menos de 21 años.
Harnwell ha dejado claro que será para quienes deseen recibir una “formación (…) y no un entrenamiento”, con la metodología estadounidense de los think-tanks.
The Movement
Apenas llegó a Roma, Bannon se reunió, entre otros políticos, con Matteo Salvini, ministro del Interior y líder del partido de derecha “Lega”, a quien ensalzó diciendo que “es un líder mundial”.
Asimismo compartió con la diputada Giorgia Meloni, presidenta del partido Fratelli d´Italia, heredero del partido Fascista de Benito Mussolini, Movimiento Social Italiano, MSI.
El tour de Bannon por el viejo continente ha incluido diversos líderes de la derecha en media docena de países. Entre ellos, Marine Le Pen en Francia, Nigel Farage del Reino Unido y Viktor Orban de Hungría.
En su proyecto para Europa, Steve Bannon se ha trazado la meta de lograr un tercio de los eurodiputados en las próximas elecciones del 2019 y para ello ha lanzado la fundación The Movement.
Bannon no esconde sus intenciones. Entre sus declaraciones resaltan: Hacer una “revolución de derecha y populista”; “Prefiero reinar en el infierno que ser un criado en el Paraíso”; y sobre los aliados Salvini-Movimiento 5 Stelle, ha dicho: Que son “el corazón latente de la política moderna. Si algo funciona allí, funcionará en todas partes”.
Sin embargo, Bannon se ha ganado varios enemigos de gran poder: La canciller de Alemania Ángela Merkel, el magnate George Soros y el presidente Macron.
Finalmente, Bannon afirmó que “el populismo nacionalista de derecha gobernará Europa. Volverán a tener estados nacionales individuales, con sus identidades y sus fronteras”. Y si para lograr grandes metas hay que pensar en grande, Steve Bannon demuestra que si fracasa, no será por no ambicionar grandes trofeos: Derrocar al Papa Francisco, ser factor de gran poder en el Parlamento Europeo y acabar con la Unión Europea, UE.
Tarea en la cual Steve Bannon deberá enfrentarse a poderosos enemigos, lo que será una dificultad nada despreciable para este estratega estadounidense.