Por.- Roberto Mansilla Blanco/ Corresponsal en España
Al considerar que “no existen condiciones para una mediación ni un diálogo en Venezuela”, la Alta Representante de Relaciones Exteriores y Vicepresidenta de la UE, Federica Mogherini, echa por
tierra la propuesta del canciller español Josep Borrell de retomar el diálogo con el régimen de Nicolás Maduro, dejando también en entredicho la misión Zapatero.
La UE le dio un “parao” a la iniciativa mediadora en Venezuela del ministro español de Exteriores, Josep Borrell. Durante una reunión el pasado lunes 15 de ministros de Exteriores de la UE en Luxemburgo, la
alta representante de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, aseguró que “no existen condiciones para una mediación ni un diálogo en Venezuela”. Esto constituye un claro revés para Borrell y el gobierno de Pedro Sánchez, que intentaban retomar la iniciativa
diplomática en Venezuela
Por tanto, Bruselas mantiene inalterable la Decisión 2017/2074 relativa a “medidas restrictivas específicas” referentes a la situación venezolana. Estas medidas se concentran en sancionar al gobierno de Nicolás Maduro en materia de violación de derechos humanos
y políticos.
Mogherini fue enfática al explicar que la UE “no busca suavizar su posición sobre Venezuela de ninguna manera”. No obstante, anunció que se va a explorar la posibilidad de crear un “grupo de contacto” que
facilite un proceso político entre el gobierno de Maduro y la oposición para alcanzar una salida a la crisis.
Este grupo de contacto parece que está cobrando forma, pero bajo la batuta de Mogherini. En este sentido, Mogherini se reunió el pasado 9 de octubre en Ginebra con el primer ministro portugués António Costa.
El jefe de gobierno portugués se habría comprometido a encabezar una iniciativa para promover el diálogo en Venezuela.
No obstante, no existe mucha información sobre esta iniciativa de Mogherini ni en qué términos se llevaría a cabo este grupo de contacto vía UE. En los predios de Bruselas se especula con que Alemania y Francia se oponen a una modificación sustancial de la política de la
UE hacia Maduro, prevista en la ya mencionada Decisión 2017/2074. Consideran que esas iniciativas actualmente en discusión, especialmente la de Borrell, podrían “ablandar” la posición europea hacia Maduro.
El asesinato de Albán: La gota que rebasó el vaso
Los recientes acontecimientos en Venezuela parecen sugerir que a Bruselas se le acabó la paciencia con Maduro. La oscura muerte, aún sin esclarecer, del concejal Fernando Albán el pasado 8 de octubre en
la sede de la policía política SEBIN, ha colocado al gobierno de Maduro ante una delicada situación internacional. Este suceso ha provocado una fuerte reacción contra Maduro por parte de gobiernos
latinoamericanos y europeos, así como de medios de comunicación internacionales.
Por ello, Mogherini parece intuir que la iniciativa Borrell supone un espaldarazo para Maduro, con la anuencia de la aparente “materia gris” de esta iniciativa: el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero.
En este sentido, la opción Borrell busca frenar las sanciones de la UE contra funcionarios del gobierno de Maduro a favor de una ronda de negociaciones. De cara a la reunión de cancilleres europeos realizada
en Luxemburgo, la intención de Borrell era conformar una iniciativa impulsada en el seno de la UE por España, Portugal, Italia y Francia para tratar la crisis venezolana desde una óptica de negociación.
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En este sentido, la reciente liberación y el exilio a Madrid del preso político y líder estudiantil Lorent Saleh, acción en la cual estuvo inmersa la diplomacia española en Caracas, parecía persuadir a Borrell
y Sánchez sobre el eventual éxito de su propuesta de mediación ante las autoridades europeas. Pero se equivocaron.
El trasfondo de todo ello para el actual gobierno español parece tener otra intención. Sánchez y Borrell parecen medir la necesidad de retomar la iniciativa en Venezuela para que la diplomacia española no quede descolgada ante la UE, como sucedió anteriormente con la
reciente apertura europea en Cuba, llevada a cabo por el ex presidente francés François Hollande. Se dice que en La Moncloa, Sánchez y Borrell han trazado esta “línea de ruta” en Venezuela como contrapeso a esa pérdida de influencia española en Cuba.
Con las expectativas de conocer qué hará ahora la UE una vez desechada la opción Borrell, al gobierno de Maduro se le estrecha el círculo exterior. Por eso tiene abierta una ventana en Washington, también vía
Borrell. A finales de septiembre, Borrell contactó con el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, con el objetivo de buscar un marco favorable para la realización de elecciones generales en Venezuela, como paso clave para una eventual transición política.
Manejando a dos velocidades con la UE y EE.UU., el gobierno de Sánchez intenta evitar cualquier tentativa desde la administración Trump por adelantar una posible intervención militar de carácter hemisférico en
Venezuela. Con ello, Madrid quiere aprovechar el contexto diplomático, ante la reciente negativa del Grupo de Lima por apoyar cualquier intervención militar en Venezuela.
En este sentido, se han activado algunos lazos de comunicación entre Caracas y Washington con el fin de propiciar salidas pacíficas a la crisis. El contacto del gobierno de Maduro con su homólogo de Trump es
el gobernador del estado Carabobo, Rafael Lacava. El polémico gobernador es una figura en ascenso dentro de la estructura de poder en Caracas.
El descrédito de ZP
Tras la negativa de Mogherini al plan Borrell, el otro
“damnificado” de apoyo europeo es el propio Zapatero, quien esperaba reconducir su fracasada misión en Venezuela gracias al actual contexto político español.
El apoyo de PODEMOS a Sánchez, confirmado con su reciente pacto para aprobar los nuevos presupuestos del Estado, suponía para Borrell y Zapatero la posibilidad de reconducir la iniciativa mediadora española en Venezuela. No obstante, el gobierno de Sánchez
también viene especulando con la posibilidad de restar cierta influencia a Zapatero, a tenor de las fuertes críticas vertidas recientemente en el Parlamento español hacia esta misión por parte de los opositores Partido Popular y Ciudadanos.
Pero hay más. El portal español Libertad Digital se hizo eco este martes 16 de las declaraciones emitidas por el ex presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, al medio digital venezolano Noticiero Digital, en la que consideraba que la misión mediadora de Zapatero en Venezuela es
más bien una misión comandada por empresarios españoles para obtener ganancias de explotación petrolera.
Ramírez, quien anunció que creará una plataforma opositora a Maduro para retomar “el legado de Chávez”, declaró que la oposición venezolana está “desactivada” porque “Maduro está otorgando contratos petrolíferos a partidos como Un Tiempo Nuevo y Acción Democrática”.
Concesiones que también alcanzarían a Zapatero. Ramírez asegura que el presidente venezolano “habría dado contratos petrolíferos” a Zapatero.
«¡Hasta Zapatero ha recibido contratos petroleros!», espetó Ramírez.
Según Ramírez, Zapatero actúa como intermediario de un “grupo de españoles con apellido Cortina” a quien se supone que representa y quienes habrían obtenido un proyecto en la Faja Petrolera del Orinoco. Por eso, dice Ramírez, Zapatero tiene “apego” por el “diálogo en
Venezuela”.
Ramírez asegura que esos contratos «están ahí, lo que pasa es que nada de eso se discute ahora, son contratos de interés público que pasan directo al Tribunal Supremo de Justicia”. Puede que Ramírez explique
así la reciente pregunta que se hizo José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch, sobre cuáles eran las verdaderas intenciones de
Zapatero en su mediación en Venezuela.
El efecto del “zapaterismo” en la política exterior española parece empezar a levantar ampollas. En un programa radial en España, hablando sobre el plan Borrell para Venezuela, Antonio Ledezma, ex alcalde de
Caracas y líder de la oposición venezolana en el exilio, se quejaba de la “zapatización de la política exterior”.
Ledezma argumentó que “la zapatización es tóxica” y que “me preocupa la influencia de Zapatero en la política exterior española”. Para Ledezma, “Maduro busca una bombona de oxígeno” con la mediación de Borrell y Zapatero, lo cual “sería muy penoso que España sirviera a
esa estrategia”. Tras la decisión en Luxemburgo, Mogherini y la UE han demostrado que se han dado cuenta de los factores de poder reales detrás de esta polémica mediación.