Cortesía AFP

Más que una caravana de migrantes

 

Por Alfredo Michelena.

La convocatoria se hizo a través de las redes sociales y concitó inicialmente cientos de personas a las que se fueron sumando más, hasta llegar a miles. El objetivo es arribar a los EE.UU. y su eslogan: “No nos vamos porque queremos, nos expulsa la violencia y la pobreza”.  Pero esta no es una caravana cualquiera por sus implicaciones en la política local, regional y continental.

 

Entre caravanas te veas

 

La movilización de personas, en especial de Centroamérica hacia EE.UU. no es un fenómeno novedoso. Los que entran clandestinamente por la frontera sur mexicana en su paso hacia el país del norte, según Naciones Unidas,  sumarían más de 500,000 personas por año.

 

Esta no es la primera caravana que parte este año de Honduras. Otra ya había partido en marzo pasado con el mismo objetivo.   Esta que llegó a movilizar cerca de unas 1.500 personas, se fue disolviendo en su viaje pues muchos se fueron quedando en el camino  especialmente en Puebla y en la capital mexicana. Apenas llegaron unos 300 caminantes a Tijuana, de Guatemala, Honduras y El Salvador a fines de abril. La organización Pueblo Sin Fronteras informó que «Después de más de 24 horas de espera y lucha, CBP [Customs and Border Protection] aceptó el ingreso de ocho compañeros del Viacrucis Migrante en la lucha 2018 para ejercer su derecho a solicitar asilo».

La nueva caravana, conformada inicialmente con personas de todas las edades, partió el 13 de octubre de la Gran Central Metropolitana de San Pedro Sula al norte de Honduras, fue creciendo y ahora se habla de por lo menos 5.000 personas. Al igual que con la anterior marcha de migrantes, el presidente de los EE.UU. advirtió en un tweet que se “le ha informado claramente al presidente de Honduras que si la caravana de personas que va hacia EE. UU. no es detenida y regresada a Honduras ya no habrá dinero ni ayuda”.  Por cierto que esto no sucedió con la caravana anterior.  Y en todo caso para que esto suceda debe ser aprobado por el congreso.

 

Poster que circuló en redes sociales

¿Espontanea o promovida?

 

Otro factor común es que ambas caravanas fueron convocadas por Bartolo Fuentes un exdiputado del Partido LIBRE del conocido expresidente hondureño Manuel Zelaya, amigo del régimen de chavista.  Fuentes argumentaban la importancia de ir en este tipo de grupos para disminuir los riesgos frente a las adversidades del camino y evitar que sean explotados y poder brindarles la orientación necesaria.  Y estuvo presente en el proceso, facilitó transporte y lideró la caravana en su vehículo.

 

También hubo denuncias documentadas, en un video que se hizo viral, de que se repartió dinero a los caminantes, en Honduras. Luego se supo que no fue en Honduras sino  en Guatemala y aunque los receptores fueron hondureños, no se sabe a ciencia cierta quienes repartieron los billetes, se habla incluso de narcos.

 

Zelaya en un tweet acusó al presidente Trump de ser culpable de este asunto por mantener el gobierno  de Juan Orlando Hernández que considera  “Una DICTADURA cruenta e inhumana, con represión y crímenes militares que impiden la democracia”.  A esta descarada afirmación se suma el cinismo de Maduro que desvergonzadamente dijo que ha sido la miseria lo que los impulsó a migrar culpando al capitalismo y al imperio, “Y por eso el pueblo, con dolor salen a decir: no puedo más. Basta ya”, como si él tuviera libre de culpas y no hubieran millones de venezolanos que por su culpa en estampida huyen de la miseria y “salen a decir: no puedo más. Basta ya”.

 

En los países centroamericanos se aplica el convenio centroamericano de libre movilidad suscrito en el 2006 que permite la libre movilidad entre ellos, menos Costa Rica. Pero para entrar a México necesitan visas. Por esto es fácil llegar a la frontera mexicana.

 

La llegada a México

 

Lo cierto es que a pesar de las advertencias de México, en el sentido de que ellos no podrían pasar legalmente a ese país a menos que tuvieran visas expedidas en sus lugares de residencia,  y por el volumen de personas que se fueron agregando, al llegar a la frontera sur mexicana lograron forzar los controles fronterizos hondureños y entrar en el puente que separa ambas naciones. Allí fueron detenidos por la Policía Federal mexicana. Luego de un enfrentamiento donde se lanzaron piedras y hubo heridos, se permitió el ingreso en grupos de 10 personas y con sus documentos en regla.

 

Otros optaron por cruzar a nado o en balsa el rio Suchiate. Luego la Policía Federal les facilitó transporte hasta un albergue de gobierno de Chiapas. Según información oficial, México solo habría procesado 640 solicitudes de refugio.

 

Para ese momento la caravana alcanzaba las 3.000 personas, aunque algunas ya se habían devuelto- unos 800 según la Cancillería hondureña. El canciller Luis Videgaray, aseguró que “respetarán los derechos humanos y la dignidad” de los migrantes y anunció que trabajarían con la cooperación de la Agencia de NN.UU. para refugiados (ACNUR). Videgaray se reunió con su homólogo estadounidense y trataron el tema.

Caravana de migrantes en puente sobre el río Suchiate entre Guatemala y México. /Cortecía de AP

La frontera con EE.UU.

 

Algunos estimados hablaban de 5.000 migrantes saliendo del paso fronterizo de Ciudad Hidalgo (México) hasta Tapachula, donde pernoctaron y de allí planean seguir hacia la frontera norte.

 

Sin embargo, la marcha comenzó a mostrar signos de cansancio. Los cientos de migrantes que lograron se les permitiera pedir asilo en México, deben esperar en albergues unos tres meses para que sus solicitudes sean procesadas. Otros cientos se quedaron en la frontera en las inmediaciones del puente fronterizo entre Ciudad Hidalgo y Tecún Umán (Guatemala) en búsqueda de legalizar su ingreso a México.

 

Al comienzo de la semana la caravana no había decidido la ruta a seguir si hacia Tijuana con casi 4.000 kms por delante o una más corta de 2.000 kms. que los llevaría al noreste. Los que decidan continuar la marcha y llegar a los EE.UU. aún les faltan varias semanas de camino.

 

Adicionalmente, como acordaron los presidentes de Honduras y Guatemala, se está dando un proceso de repatriación denominado plan “Retorno Seguro”. La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) de Honduras informó que unos 1.000 migrantes hondureños serán devueltos voluntariamente a su país desde Tecún Umán.

El factor político

 

Antes de adentrarnos en este asunto hay que recordar que todo migrante tiene una serie de derechos consagrados en los convenios internacionales, sean de carácter global o regional. Y que los países que los reciban deberán ajustarse a estos compromisos. Pero que también, los países tienen el derecho de manejar el tema migratorio en función de sus intereses, por eso pueden permitir o no la entrada de estos migrantes con base a sus legislaciones.

 

Una vez dicho esto es necesario entender que hay migraciones de migraciones  y que esta caravana de migrantes ha tenido desde el comienzo una connotación política. No porque los que migran sean de algún partido o movimiento político, sino porque quienes la han promovido y liderado si lo son, según lo han referido varias fuentes oficiales y extraoficiales. Así como porque ella misma ha sido utilizada políticamente de lado y lado.

 

Lo cierto es que tanto el gobierno de Honduras como la Casa Blanca señalan que en el trasfondo de esta caravana «hay una organización política». La canciller hondureña afirmó que ” la caravana ha sido organizada y promovida a través de un movimiento político ideológico que tiene relación con intereses radicales y crimen organizado». Todos entienden que se trata del partido de Zelaya, Partido Libertad y Refundación (LIBRE).   El embajador de México en EE.UU. también destaca una motivación política en esta caravana.

Cortecía AFP

¿Y Trump?

 

Para Trump este es un problema de seguridad nacional. Y no solo por los problemas de migración, porque para algunos como el gobernador Mike Huckabee ( Arkansas) esta caravana es  masa de gente que vendría a “invadir” el país,  sino que Trump llegó a afirmar que allí habían criminales y desconocidos  del medio oriente, significando que habían terroristas, si bien matizó esta afirmación posteriormente.  En todo caso el mandatario alertó al ejército y a la guardia fronteriza para que lidiara con el asunto. Lo del mandar el ejército es una bravuconada pues eso está explícitamente prohibido por una ley de 1878 (Posse Comitatus Act), aunque los gobernadores si pueden hacerlo.

 

Kirstjen Nielsen, secretaria de Seguridad Nacional norteamericana, en twitter señaló: «Para aquellos que intentan ingresar ilegalmente como parte de cualquier ‘caravana’, tengan en cuenta que haremos cumplir nuestras leyes de seguridad fronteriza y que los EE.UU. utilizará todas las medidas disponibles para evitar su entrada ilegal».

 

El excanciller guatemalteco, Fernando Carrera,  acusó a Trump de utilizar  la Caravana para  mostrar una posición fuerte frente al tema migratorio.  “Su objetivo es movilizar a sus seguidores de cara a las elecciones de noviembre, de tal manera que apoyen al Partido Republicano como el único con imagen de dura en temas migratorios”.  Esa sería una manera de polarizar al país con base al tema migratorio, asunto que le resultó en las elecciones pasadas.

 

Trump ha utilizado, entre otros,  dos elementos en su campaña electoral para atacar a los demócratas: una que ellos quieren convertir a EE.UU. en una Venezuela, la otra que esta caravana es en últimas responsabilidad de los demócratas “Cada vez que veas una caravana o personas que vengan ilegalmente, o que intenten venir ilegalmente a nuestro país, piensen y culpen a los demócratas por no darnos los votos para cambiar nuestras patéticas leyes migratorias”, dijo. Y fue más allá al acusarlos de financiar la caravana.

 

El expresidente hondureño Manuel Zelaya (i) y Nicolás Maduro (d) señalados por apoyar y financiar la caravana

Venezuela

 

Por otro lado, el caso está siendo utilizado para denigrar de Trump y de los EE.UU.  como ya vimos en las expresiones de Zelaya y Maduro. El arribo de esta caravana a la frontera norte de México augura un conflicto fronterizo entre EE.UU. y México que en nada favorece a esos migrantes, ni a venezolanos que han llegado a los EE.UU. o piensan llegar.  Incluso es posible pensar que el objetivo final pudiera también ser que se produzca un enfrentamiento como el que ya se produjo en la frontera de México, con heridos, o simplemente que, como en el caso de los balseros de Mariel (cuba) de 1980, el sistema de procesamiento de ingresos sea sobrepasado  y todo esto repercuta negativamente en los chances de los republicanos en las elecciones parlamentarias a efectuarse el 6 de noviembre próximo.

 

En todo caso, el desprestigiar a Trump y los EE.UU. como enemigo del pueblo latinoamericano favorece al castrochavismo. Como dice el diario Wall Street Journal “las organizaciones criminales y los gobiernos como Venezuela se beneficiarían del caos en la frontera de EE.UU. que avergüence a la Administración Trump antes de las elecciones”.

 

El WSJ también se pregunta de dónde sale el financiamiento para ese rio de gente, que a su vez compara con el famoso marielito cubano, por haber sido usado como herramienta política por los Castro. Y esto lo responde el Vicepresidente estadounidense al revelar que según el presidente hondureño, esta caravana “fue organizada por grupos de izquierda hondureños, financiada por Venezuela y enviada al norte para desafiar nuestra soberanía y nuestra frontera».

 

Por cierto que esta no sería la primera vez que el régimen venezolano financiaría actividades “revolucionarias” en Honduras.  En todo caso una cosa es  insultar y denigrar, y otra “desafiar nuestra soberanía y nuestra frontera». Si esto es comprobado por los servicios de inteligencia de EE.UU., esas son palabras mayores.

 

Así los migrantes se convierten en fichas políticas utilizadas y aprovechadas a conveniencia de los factores que se enfrentan por la conquista del poder, sea en la región, sea en Honduras, o sea en EE.UU.