Por Jaime Granda.
Hasta la FAO admitió que Venezuela es el país en el que más aumentó el hambre en el último trienio, donde la cifra de personas desnutridas ascendió en 600.000 entre los años 2014 y 2017.
Poco a poco, el mundo va apreciando la realidad de lo que está pasando en Venezuela, un país que tenía buenos niveles de vida, con fama de rico por lo que guardan sus entrañas, pero también con fama de receptor de todas las víctimas de malos gobiernos en este planeta.
El mundo comienza a entender que esos niveles de convivencia, tan apreciados por los que una vez llegaron a sus tierras huyendo de las penurias en las suyas, comenzaron a derrumbarse en diciembre de 1999 cuando se instaló aquí la mal llamada “revolución bolivariana”.
Poco a poco van aflorando las cifras y los hechos que desmienten toda la costosa propaganda pagada por el régimen en medios de Europa y Estados Unidos para mostrar sus supuestos logros en favor de los venezolanos.
Apegado a lo que le enseñan desde Cuba, el régimen comenzó a señalar que ahora no puede darle a los venezolanos todo lo que antes, supuestamente
le daba, debido al bloqueo norteamericano a sus cuentas bancarias en el exterior.
Poco a poco, el mundo va percibiendo que cuando el régimen disfrutó de buena producción petrolera con un barril por encima de 100 dólares americanos, derrochó todo lo percibido, incluso haciendo negocios ilícitos para llenar la corrupta caja Clap con alimentos de baja calidad. Algunos recuerdan cuando en Carabobo se perdieron toneladas de alimentos pagadas a precios bajos y cobrados al Estado con precios insuflados.
Lo cierto es que comenzó a desmoronarse ante el mundo la contradicción que es Venezuela.
Ya hasta la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) abrió sus ojos y dijo en su informe más reciente que el hambre en Venezuela se disparó en los trienios 2010-2012 un 3,6%, y entre 2015 y 2017 un 11,7% y reconoció que Venezuela dejó de enviar a la FAO cifras confiables sobre su situación.
Agrega el informe que en términos globales, el hambre aumentó en 2017 en América Latina y el Caribe por tercer año consecutivo y se convirtió en un problema que afecta a 39,3 millones de personas, el 6,1% de la población de la región.
Con diferencia, el país en el que más aumentó el hambre en el último trienio es Venezuela, donde la cifra de personas desnutridas ascendió en 600.000 entre los años 2014 y 2017, y precisó que en Venezuela hay 3,7 millones de habitantes subalimentados, el 11,7% del total.
En estas circunstancias, luce como una enorme contradicción que el régimen lance con gigantesca promoción un plan de ahorro en la moneda virtual petro. Es de conocimiento general que el ahorro viene después de que cada uno cubre las necesidades básicas, lo que no ocurre en Venezuela con un altísimo porcentaje de sus habitantes.
Sobre ese plan de ahorro es otra contradicción que el régimen que derrochó miles de millones de dólares americanos de la renta petrolera, quiera ahora que los sufridos habitantes del país le entreguen el poco dinero que les queda a cambio de otra promesa etérea.
Otros detalles
También han surgido pruebas en Colombia sobre la complicidad del régimen de Venezuela con los grupos guerrilleros, que han convertido el territorio fronterizo venezolano en su refugio, sin que las autoridades venezolanas hicieran algo, hasta que el pasado 4 de noviembre al menos tres funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) murieron y 10 resultaron heridos tras ser emboscados por miembros de grupos irregulares en la comunidad indígena Picatonal, a 15 minutos de Puerto Ayacucho, estado Amazonas.
En cuanto a la situación real de la industria petrolera venezolana, la Asociación Internacional de la Energía (AIE), ligada a la OCDE, ha pronosticado que Venezuela no recuperará el nivel de producción de petróleo que registró en 2017 hasta por lo menos 2040, según se desprende de la edición de 2018 de su informe “Perspectivas de la energía mundial”, publicado el pasado martes.
El ritmo de bombeo en Venezuela lleva a la baja desde 2015 y la producción actual es la menor en tres décadas, con la excepción del radical desplome en 2002 y 2003, cuando una huelga en Petróleos de Venezuela (Pdvsa) hundió las extracciones por debajo de los 100.000 barriles diarios durante varios meses.
En concreto, el país caribeño cerró el año pasado con una producción media de 2,2 millones de barriles de petróleo diarios. El deterioro de la situación económica interna hará que la media baje hasta los 1,5 millones de barriles diarios en 2025.
A partir de entonces comenzará a recuperarse, situándose en los 1,7 millones de barriles diarios en 2030, los 2,1 millones de barriles diarios en 2035 y los 2,5 millones de barriles diarios en 2040, superando así el nivel de producción del año pasado.
No obstante, para entonces Venezuela pasará a ocupar el octavo puesto por nivel de bombeo dentro del cártel de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), por detrás de Arabia Saudí (13,3 millones), Irak (6,8 millones), Irán (5,5 millones), Emiratos Árabes Unidos (4,4 millones), Kuwait (3,4 millones), Catar (2,6 millones) y Nigeria (2,6 millones).
A pesar de la recuperación, en 2040 Venezuela se mantendrá por debajo de los niveles de producción registrados en el año 2000, cuando bombeaba 3,4 millones de barriles de crudo al día y era el segundo mayor productor de la OPEP, solo por detrás de Arabia Saudí (9,3 millones de barriles) e Irán (3,8 millones de barriles).