Por Alfredo Michelena/ENPaís/Zeta
***A Maduro solo lo visitan y visita a los países del “Club de los Totalitarios”. Y muchos de ellos vienen a por sus reales. Nadie se quiere retratar con Maduro, en especial a un mes de que al menos 40 países no lo reconocerán como presidente de Venezuela.
En nombre de la humanidad estos canallas que secuestraron a Venezuela, esos que están dispuestos a destruirla si no se somete, están tratando de borrar nuestro gentilicio.
La idea es desposicionar a los venezolanos y a Venezuela. Para eso han rearticulado las relaciones internacionales de la patria. Primero nos sacaron de nuestro nicho histórico que son los países bolivarianos, esos que libertó Bolívar y que formaron la Colombia primigenia o la Gran Colombia, como la llaman los historiadores. Y nos mandaron para el sur del Atlántico, a Mercosur, cuando estábamos en la Comunidad Andina. También nos han desoccidentalizado y han promovido alianzas estratégicas fuera de América y Europa, dos continentes a los que estamos ligados por cultura e historia.
Y ahora nos han lanzado a re-crearnos en cientos de países impulsados por el hambre, la mengua, la inseguridad y la desesperanza. Con la cultura al hombro, millones de venezolanos se lanzaron por esos mundos de Dios a buscar lo que la patria les está negando.
Todo esto es una hecatombe que cimbra las fibras más íntimas del gentilicio criollo.
La obsesión antinorteamericana y antieuropea ha llevado al pranato que nos gobierna a solazarse en las relaciones con lo que hemos llamado el “Club de los Totalitarios”. Dictaduras de todo tipo y pelaje. La más conocidas son Cuba, Rusia, China, Irán y Bielorrusia.
Algunas se han convertido en los mecenas económicos del régimen, dándonos créditos que al final amarran al país y facilitan el sometimiento de nuestra población. Lo de Cuba va más allá, no solo controlan a sus títeres en el poder sino que han armado todo el mecanismo de represión del Estado, llegando no solo a asesorar a los esbirros criollos en sus métodos de tortura sino a participar de ellas, como se ha denunciado en la OEA.
Maduro se ha tenido que encerrar en un coto de países maulas. Sus viajes son para mendigar dinero a China, Rusia e incluso Turquía. A Cuba va a rendirle pleitesía a los Castro -y en esto de “los castro” incluyo a otro hijo putativo de Fidel y Raúl: Díaz-Canel- y recibir lineamientos para someternos más.
En relación con eso de que cada vez menos líderes mundiales quieren reunirse con él, recientemente se supo que el Papa Francisco declinó una solicitud para que Maduro lo visitara con motivo de su viaje a Roma para asistir una reunión en la FAO, la primera semana de diciembre. Esto sería un gran acicate para favorecerle no solo las elecciones de diciembre sino para contrarrestar la posición europea expresada por el canciller español Josep Borrel, de que después del 10 de enero, Maduro es un presidente ilegítimo.
Maduro también está tratando de evitar que nombren a Venezuela país que patrocina el terrorismo, por eso metió preso a los del ELN y Padrino dijo que los perseguiría hasta sacarlos del país. Pero como dicen “buchipluma no más”. Ellos siguen como Pedro por su casa, repartiendo cajas CLAP en la frontera, este y oeste.
Los invitados a esta tierra de gracia son cada vez menos. Pocos se atreven a poner en juego sus reputaciones visitando a Maduro o sacándose una foto con él. Los chinos y los rusos prefieren mandar a sus perros de presa para que exijan el pago de sus reales y presionar al régimen para que se enserien, al menos en cuanto a la economía, pues esto va de mal en peor y todo indica que van a perder sus reales.
Entre los que no les importa caer más bajo están los norcoreanos y los turcos. Por eso Kim Jong-un el “líder supremo”, tercero en ocupar este cargo hereditario -que les parece la democracia comunista- envió a Kim Yong-nam, presidente del Presidium de la Asamblea Popular Suprema -menudo nombre- a visitarnos. Es que los norcoreanos están aislados y cualquier rendija es un hueco por donde asomarse al mundo.
Por su parte, Erdogan, el turco, ese que se voló a la oposición de un plumazo, viene por negocios: el oro. Quiere ser la nueva Torre del Oro, esa que está en Sevilla, y que según la leyenda acumulaba el oro de Las Indias. Quizás viene a afinar como sacar oro de forma más solapada, pues Trump tiene en la mira este comercio ilícito. En especial pues este oro, según varios analistas, termina en Irán.
Al final, como dice el dicho: “Dime con quién andas y te diré quién eres”.