Por Jaime Granda.
Los resultados de las elecciones para concejales del pasado domingo en Venezuela muestran que las campañas en favor de la abstención calaron entre los opositores y eso es ganancia para el régimen.
Uno de los primeros logros del chavismo al apoderase del Estado venezolano en diciembre de 1998 fue disminuir toda importancia a los concejos municipales y los consejos legislativos. La nueva Constitución de 1999 resaltó lo que es un exagerado presidencialismo. Los nuevos políticos venezolanos compraron eso de inmediato y comenzaron a soñar con lo que disfrutarían cuando ellos llegaran al poder.
El exagerado presidencialismo ha cumplido la intención de minimizar al resto de poderes y llevar a Venezuela a la situación en la que ahora se encuentra, incluyendo la grave crisis humanitaria, social, económica y familiar.
Hay suficientes trabajos escritos sobre esta situación, pero los actores políticos solo atinan a ver lo que sus apetencias de poder les permiten.
Las elecciones del pasado domingo para elegir a los concejales de los 335 municipios de Venezuela fueron una prolongación de los planes manejados por los asesores extranjeros del régimen de Venezuela.
Es visible, como han dicho muchos observadores, que al régimen venezolano no le afecta la hiperinflación y menos la alta abstención electoral. De ambas circunstancias el régimen saca partido y quien sufre las consecuencias finales es el pueblo llano al que también le arrebataron el poder popular del voto.
Según las cifras iniciales del Consejo Nacional Electoral (CNE) ofrecidas cerca de las 10:30 de la noche del domingo, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) obtuvo el 91% de los concejos municipales y la participación fue de 27,4%, es decir que de los 20 millones 700 mil convocados solo fue a votar un poco más de la cuarta parte, un poco más de 5 millones.
Los cargos en juego pasaban de los dos mil, entre titulares y suplentes. Un dato para comparar es que de los 156 concejales por lista, el PSUV consiguió 142 y otros partidos y alianzas sumaron 14. De los 467 concejales nominales, el PSUV consiguió 449 y dejó 18 para los demás.
Un día después de los comicios, debe quedar claro que el resultado en el municipio Baruta del estado Miranda, por ejemplo, donde el chavismo acaparó 09 de los 11 concejales posibles, no hace daño alguno al régimen. El daño se lo hacen al actual alcalde de oposición, Darwin González, quien deberá lidiar ahora con gente que tratará de disminuir todas sus posibilidades de una gestión exitosa. Esa situación se repite a lo largo de los demás municipios con algunas excepciones donde la oposición respondió a una mayor racionalidad.
El Rector del CNE por la oposición, Luis Emilio Rondón, solo pudo expresar horas después de conocerse los resultados que las instituciones oficiales no fueron acertadas para promover esas elecciones que fueron atípicas porque solo se elegía a concejales que debieron haberse electos en la oportunidad en la que se eligieron a los alcaldes.
Las elecciones de concejos municipales fueron suspendidas en la Gran Sabana, estado Bolívar, luego de una decisión de los capitanes de los indígenas pemones por las agresiones que sufrieron el sábado pasado.
Está a la vista que ganó la abstención, se impuso la manipulación de los enemigos del voto. Está a la vista que otra vez en Venezuela perdió la democracia porque cualquier otro camino distinto al electoral es nocivo al sistema democrático.