Crónica chavista: La película cubana

Cortesía: Radio Mundial

Por Jaime Granda.

Lo triste de todo es que la oposición venezolana asumió el rol que el régimen venezolano y sus asesores extranjeros le asignaron.

El chavismo está repitiendo paso a paso el guion de la película cubana iniciada desde que Fidel Castro y sus barbudos llegaron a La Habana después de salir de una dictadura militar que, supuestamente, contaba con el respaldo de los cercanos Estados Unidos.

El guion cubano resalta la permanente denuncia de que Estados Unidos está planificando acciones en contra del régimen y eso impide que el pueblo tenga comida suficiente, buenos servicios públicos de salud, agua, telefonía, y transporte. Por supuesto que incluye acusar a cada momento que Estados Unidos prepara un golpe de Estado, invasiones y otras acciones bélicas y por eso hay que reforzar las fuerzas armadas locales, gastando lo que sea.

Con la llegada el lunes 10 de diciembre al Aeropuerto Internacional “Simón Bolívar” de Maiquetía de una escuadrilla de aviones rusos, incluidos dos bombarderos estratégicos T-160, capaces de llevar bombas nucleares, nos ubicamos en la parte del guion relacionado con lo ocurrido en octubre de 1962 y que se conoce como “La crisis de los misiles en Cuba”.

Wikipedia, La enciclopedia libre, aporta que desde 1959, la Revolución Cubana impulsó varias medidas de carácter socialista, algunas de las cuales como la Ley de Reforma Agraria, afectaron intereses estadounidenses en la isla. Como respuesta, la administración de Dwight D. Eisenhower inició una agenda política dirigida a derrocar el régimen socialista recién instaurado. Ésta comprendía el bloqueo económico, propaganda contrarrevolucionaria, fomento y apoyo de grupos armados dentro de Cuba contrarios al nuevo gobierno de Fidel Castro, sabotajes a instalaciones económicas y civiles, filtración de espías; ataques piratas, quemas de campos de caña de azúcar, intentos de asesinato a sus principales líderes; violaciones del espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra estadounidenses. Y, finalmente, poner en marcha un plan para invadir militarmente la isla utilizando exiliados cubanos y mercenarios latinoamericanos.

Todo eso quedó confirmado cuando el régimen cubano se impuso en 72 horas a la Invasión de Bahía de Cochinos, abril de 1961, intentada por disidentes cubanos entrenados por la CIA durante el gobierno de John F. Kennedy.

El mandamás de la Unión Soviética en esos momentos, Nikita Kruschev, aprovechó la situación y aunque dicen que Fidel Castro se opuso al principio, terminó aceptando y de manera muy discreta el gobierno de la URSS remitió a Cuba 24 plataformas de lanzamiento, 42 cohetes R-12 (incluyendo seis destinados a realizar tareas de entrenamiento), unas 45 ojivas nucleares, 42 bombarderos Ilyushin Il-28, un regimiento de aviones de caza que incluía a 40 aeronaves MiG-21, dos divisiones de defensa antiaérea soviéticas, cuatro regimientos de infantería mecanizada, y otras unidades militares, alcanzando a unos 47.000 soldados en total.

El 15 de octubre de 1962, Estados Unidos descubrió en cuba las bases de misiles balísticos de alcance medio R-12 y R-14.

La crisis fue de las mayores durante la guerra fría entre ambas potencias y se dice que es una de las que estuvo más cerca de una guerra nuclear. De hecho sólo dos veces en la historia se ha alcanzado una condición de defensa DEFCON 2 en Estados Unidos.

El 22 de octubre de 1962, Kennedy se dirigió al público estadounidense con un mensaje televisado de 17 minutos. Allí, habló por primera vez públicamente de establecer una cuarentena y un «cerco naval» alrededor de la isla de Cuba. Para cumplir esta medida se desplegaron barcos y aviones de guerra estadounidenses en el Mar Caribe a partir del 23 de octubre, destinados a ejercer un auténtico bloqueo aéreo-naval.

El 28 de octubre de 1962 se anunció el desmantelamiento y traslado de vuelta a la Unión Soviética de las instalaciones militares, pero la Unión Soviética en los acuerdos obligó a Estados Unidos a respetar a Cuba y su proyecto socialista.

La comunidad internacional

Al constatarse la instalación de bases de misiles balísticos soviéticos de medio rango en la isla de Cuba, la Organización de los Estados Americanos (OEA), bajo presión estadounidense, impuso sanciones al gobierno cubano y determinó el bloqueo naval de aquella en una operación que se denominó Cuarentena y que tuvo como objetivo principal impedir la llegada por vía marítima de los elementos necesarios para proseguir el desarrollo de las bases mencionadas.

Las armadas realizaron una operación combinada en la cual participaron los destructores argentinos, Espora y Rosales, llegando el 10 de noviembre a la base naval de Chaguaramas, en la isla de Trinidad, pasando a formar parte de la flota combinada estadounidense-latinoamericana («Task Force 137», TF-137).

En dicha flota se integrarían los destructores venezolanos ARV D-11 Nueva Esparta y ARV D-21 Zulia, las fragatas dominicanas Santana y Luperón, el destructor USS Mullinix.

Al final ambas partes evitaron complicar más la situación y el proyecto cubano siguió adelante. La URSS desapareció y ahora convertida en Rusia vuelve al proyecto inicial y hay que reconocer que en estos momentos, el régimen de Nicolás Maduro aparece en mejores condiciones que la oposición y sus aliados internacionales. Lo triste de todo es que la oposición venezolana asumió el rol que el régimen venezolano y sus asesores extranjeros le asignaron en esa película que se sigue rodando, ahora con la incorporación de China, Corea del Norte, Arabia Saudita, Irán, Turquía y otros amigos del chavismo.

 

 

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