Por Rafael Bayed
***El problema no es Nicolás Maduro, sino el sistema corrupto que se implantó para expoliar la República y mantener la política de Cuba en el continente.
Estamos en un callejón sin salida. El régimen da palo a ciegas en la economía, con un auge de corrupción y violencia cada día más alarmante. Los cuerpos de seguridad aplican mayor control sobre la ciudadanía. A diario vemos cómo agentes del supuesto orden desvalijan públicamente a la ciudadanía.
Un régimen apoyado en delincuentes, con los que comparte los beneficios de la corrupción. Unas F.A.N. al servicio de la corruptela y hasta su asociación en ella.
Las calles están tomadas por la delincuencia común, protegida y asociada con todos los cuerpos de seguridad que creó el régimen.
La alimentación y las medicinas se dan como limosna para que el pueblo sienta el rigor del poder.
No hay un solo funcionario del régimen que no esté vinculado con hechos repudiables, y lo más grave son esas barrigas infladas por el buen comer y el buen beber, y sus propietarios buchones de bosta. Solo contestan cuando se les señala por la incursión de la corrupción. Entonces dicen que lo prueben; claro, con el control de los cuerpos de seguridad y el poder judicial a sus enteras órdenes, quién carajo va a probar nada.
Lo más grave de la situación es que tenemos una oposición desperdigada, sin ninguna razón de ser, con movimientos para satisfacer beneficios personales de sus dirigentes y no de la nación.
Ahora la nueva modalidad de los miembros del régimen es amenazar con sacar las armas de la República e ir contra la población. Vladimir Padrino López, Diosdado Cabello, Aristóbulo Isturiz y otros tantos con discursos altisonantes amenazan a quien sea para mantenerse en el poder.
Solución, muy fácil: la clase media con la clase de menos recursos deben tomar las calles y reclamar sus derechos, consagrados en la Constitución, y ahí quiero ver a los amenazadores sacar las armas contra el pueblo.
Hoy el pueblo debe darle un parado a las locuras de Nicolás Maduro, quien todos los días inventa una persona que va a perpetuar en él un homicidio. Un día es Macri, otro día es Duque, otro día es Trump, otro día es Piñera y ahora es Boulton, y así cada día que amanezca sobre cargado inventará un magnicidio,
El problema no es Nicolás Maduro, sino un sistema corrupto para expoliar la República y mantener la política de Cuba en el continente.
Además de los permanentes anuncios de magnicidio, también el régimen anuncia a cada momento acuerdos, quién sabe de qué con países promotores de terrorismo, de cualquier tendencia ideológica.
Cuba, Nicaragua, Bolivia, Bielorrusia, China, Rusia, Irán. Todo para reforzar su fuerza armamentista a cambio de lo que sea.
Así quieren los dirigentes de la oposición seguir planteando diálogo con un dictador desaforado, a quien no le importan los muertos que se produzcan con tal de mantenerse en el poder.