Todo apunta a que la presencia de los aviones rusos y lo de la base en La Orchila no es más que una manera de retar a los EE.UU. Pero, si enmarcamos esto en la geopolítica global, no es de extrañar que se podría estar dando una negociación entre Rusia y EE.UU. que ponderaría Venezuela vis-a-vis Ucrania o Siria. Y podríamos salir mal parados. Foto: Советские фильмы

Rusos a La Orchila

Por Alfredo Michelena/ENPaís/Zeta

***Todo apunta a que la presencia de los aviones rusos y lo de la base en La Orchila no es más que una manera de retar a los EE.UU.  Pero, si enmarcamos esto en la geopolítica global, no es de extrañar que se podría estar dando una negociación  entre Rusia y EE.UU. que ponderaría Venezuela vis-a-vis Ucrania o Siria.  Y podríamos salir mal parados.

No es la primera vez que una flota rusa atraviesa el Caribe y se posa en suelo patrio. Ya en 2008 y 2013 habían estado por estos lares. Tampoco es la primera vez que se dice que ellos tienen interés en establecer una base rusa en el Caribe y en concreto en Venezuela.

Claro que aunque sucedió en 1962,  la crisis de los misiles en Cuba sigue en la cabeza de todos; pues fue el momento en el cual públicamente estuvimos más cerca de una guerra nuclear. La Guerra Fría estuvo a punto de hervir, aquí mismo a unos 2.000 Km de Venezuela y  unos 150 Km de las costas de Florida.

Fue la Perestroika y el Glásnost, dos políticas de cambio que trajo Mijaíl Gorbachov, una económica y otra social, las que terminaron de derrumbar a la Unión Soviética y con ella la Guerra Fría, como la conocemos. Es decir, el enfrentamiento entre dos modelos de sociedad, uno comunista, es decir control de la economía y la sociedad por el Estado. Y otro capitalista, es decir de libre mercado y democracia. Esto encarnado en la puja de dos imperios por controlar la geopolítica internacional. Puja que sigue su curso.  Ya no es el comunismo de un lado, aunque los comunistas en sus diversos grados se han colocado en el ala anti-EE.UU., propulsor del libre mercado y la democracia, el enemigo histórico de los comunistas.  Es decir, son prorusos y prochinos además de ser en el caso de América Latina procubanos.

En este juego geopolítico que también toma ciertas formas de oriente vs. occidente, el régimen, siguiendo la línea cubana, se alía con Rusia y China.  Un imperio belicista y el otro cuyas armas provienen de su poderío económico.  Además está Irán que maneja muy bien el terrorismo. Bajo esta cobija se arropa el régimen, lo que le permite mostrar un escudo protector frente a los embates de un occidente que tardíamente comenzó a entender que una Cuba en tierra firme es tanto o más peligrosa que una en aislada isla.  La Cortina de Hierro ha sido en este caso ese mar que separa a Cuba de la costa firme más cercana, es decir Florida. En Venezuela, lo único que ha parado la estampida migratoria ha sido en Tapón de Darien; pues sino los venezolanos hubieran sido la “caravana” más grande que habría tocado las puestas de Texas o California.

China decidió competir en lo económico con EE.UU., pero Rusia al contrario  ha tomado una posición de retar permanentemente a los EE.UU. en lo geopolítico. La mayoría de estas provocaciones han sido en su zona de influencia, lo que aquí llamamos su patio trasero como ha sido el caso  de Ucrania,  Crimea  y Siria.

Esto empezó en 2008 con el conflicto de Osetia del Sur y Abjasia, zonas que Georgia consideraba suyas. La Rusia de Putin apoyó militarmente a las milicias separatistas y  se crearon  estados independientes reconocidos por muy pocos, Rusia, claro está, pero también por Venezuela. Allí Putin mostró su verdadera cara.

La Rusia agresiva reaparecía después de casi 20 años. Allí  se mostró que Rusia defendería sus fronteras y sus áreas de influencia de una manera contundente y que incluso intervendría en conflictos internos de otras naciones si estaba en su interés.  Esto se tornó más claro con la anexión de Crimea y el conflicto con Ucrania.  En el primer caso no hubo respuesta de occidente por lo que seis años después volvió por sus fueros en Ucrania- Crimea.  Esta vez la respuesta de occidente fue más clara pero no militar.  Lo cierto es que Rusia se quedó con Crimea y, Osetia del Sur y Abjasia no forman parte de Georgia.

Los rusos no dan puntada sin dedal, por eso la primera visita de una flota rusa combinada  con los  TS-20 y un portaviones nuclear (2008) se da cuando EE.UU. le ronca fuerte queriendo instalar misiles en sus fronteras (Polonia), bajo el argumento de que Irán podía ahora llegar con sus cohetes al viejo continente.

Ahora vienen, a pocos días de que EE.UU. denuncia el tratado de misiles de alcance intermedio, argumentando que  los rusos lo están violando además del enfrentamiento entre naves ucranianas y rusas en el mar de Azov.

 Pero más que eso, esta visita parece venir de una petición de Venezuela y en especial de Maduro en su último viaje a Moscú; donde por cierto anunció un crédito por $5.000 millones que no ha sido corroborado por ninguna fuente oficial rusa.

 Maduro está ávido de amigos que le den soporte en lo internacional.  Estamos a menos de un mes de que tome posesión de la presidencia con base a unas elecciones que no han sido reconocidas por más de cuarenta países. El régimen necesitaba mandar una señal muy clara de que los rusos estaban con ellos, en especial desde que las empresas rusas han venido criticando sus relaciones con el PDVSA y en general con un régimen malapaga.

 El mensaje del régimen es: tenemos el soporte de los rusos en caso de que las cosas se pongan color de hormiga. Y el de los rusos es, podemos repetir lo de Crimea, Osetia y Abjasia, en el sentido de apoyar incluso militarmente, esta vez no a los separatistas sino, al gobierno.

 Todos esperábamos que los EE.UU., a quien le están “roncando en la cueva”, hubiera tomado una posición más contundente. De Obama lo entendemos, pero de Trump y sus halcones no. A menos que lo que está en juego es una especie de equilibrio/ negociación entre las pretensiones de Rusia en su patrio trasero, esto es Ucrania y Siria  versus las de EE.UU. en el suyo, esto es Venezuela y Cuba.

Posiblemente todo esto no sea más que una manera de retar a los norteños. Pero no es exagerado pensar que se pudiera estar dando una negociación entre esas potencias que pondere Venezuela vis-a-vis  Ucrania o Siria.  Y lamentablemente podríamos salir mal. No sabemos lo que se cocina a ese nivel, pero hay que gritar fuerte, como lo hizo Colombia, y recordar aquello de «América para los americanos» en la inteligencia de que tal posibilidad ni siquiera pase por las mentes de los estadounidenses, que por la de los rusos ya pasó la idea de montar una base en la Orchila.

@Amichelena