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Evergrande. Foto cortesía.

Evergrande: El gigante chino que estremece a la economía mundial

El fantasma de Lehman Brothers vuelve a helar la sangre de los mercados financieros mundiales. A 13 años de la quiebra del banco americano, ahora las miradas están puestas sobre Evergrande, una de las principales inmobiliarias de China y la promotora más endeudada del mundo. La noticia de su virtual quiebra sacudió a los mercados bursátiles, incluyendo a Wall Street. Este lunes, el índice Dow Jones se desplomó 614 puntos, su peor desempeño en dos meses, recuperándose un poco de una caída previa en el día de más de 900 puntos. El S&P 500 y el Nasdaq también cayeron abruptamente, terminando con la peor caída porcentual diaria desde mediados de mayo.

¿Es Evergrande demasiado grande para caer? Aunque eso se pensaba de Lehman Brothers, hay diferencias contextuales considerables. “Sospechamos que las autoridades intervendrán, pero optarán por una reestructuración organizada más que un rescate. Lo más probable es que algo así ayudase a los compradores de vivienda afectados, mientras que los acreedores privados tendrían que asumir algunos costes”, considera la consultora Capital Economics en una nota. “Dado lo hinchado que está el sector de la promoción inmobiliaria, podría haber toda una ola de quiebras a la vuelta de la esquina, lo que tendría el potencial de precipitar un aterrizaje duro. Pero llegados a ese punto probablemente se pueda contar con medidas estatales para impedir un estrangulamiento del crédito en China; con todos sus defectos, esta es una de las ventajas de contar con un sistema financiero muy controlado, en lugar de un sistema de mercado más libre”, agrega la consultora en un reporte de El País.

La magnitud del problema con Evergrande es de armas tomar. Son 300 mil millones de dólares que la constructora no puede pagar, y varios de sus acreedores son bancos occidentales. En lo que va de año, las acciones de la compañía, que emplea a más de 200 mil personas, han perdido en torno a un 90% de su valor, y las agencias de calificación de riesgo han relegado sus bonos a la categoría de basura.

El caso de esta empresa es perfecto ejemplo del boom económico chino. Fundada en 1996, Evergrande es símbolo de los excesos de la burbuja inmobiliaria china. Creció de modo desmesurado en los años de bonanza de las dos primeras décadas de este siglo. Su modelo de negocios se benefició «del crédito fácil para construir con dinero prestado ―por los bancos, por sus proveedores, de sus clientes e incluso por sus empleados― edificaciones que vendía antes de estar terminadas. Con ese dinero ejecutaba nuevos proyectos», reporta El País.

El modelo hizo aguas a raíz de una serie de medidas adoptadas por los reguladores para controlar una deuda que ya alcanza niveles alarmantes en China. Sobre todo, en el sector inmobiliario. Entre otras medidas, las compañías ya no pueden recurrir a la venta por adelantado de sus promociones. Es decir, un golpe al corazón del modelo de negocios de Evergrande.

¿Qué hará China? Hay quienes piensan que el régimen de Xi Jinping puede dejar caer a Evergrande para sentar precedentes. Sin embargo, habrá que ver hasta qué punto el gobernante chino quiere llegar en su enfrentamiento con Occidente. Beijing ha ido mutando su política. Como la segunda potencia económica del mundo, ya se siente en capacidad de hablarle de tú a tú a Washington. Llegado a ese punto, ahora quiere encauzar el desmadre en su economía, causado por el crecimiento acelerado de las últimas décadas. La desigualdad social se ha acrecentado. El 1% controla el 50% de las riquezas. La desigualdad, como se sabe, trae inestabilidad social, la cual termina trayendo terremotos políticos. Por eso, la prioridad de Xi en este momento ya no es el crecimiento económico, que de hecho se ha ralentizado, sino controlar a sus oligarcas mientras aprieta la soga al proletariado.

Ante ese panorama, lo más viable para el régimen chino sería una fórmula intermedia: un rescate en forma de reorganización bajo directriz estatal. Habrá que ver si eso será suficiente para contentar a acreedores e inversionistas internacionales en general, además de al pueblo chino que se verá directamente afectado.