Por ORLANDO TAQUECHEL/ARTBURST MIAMI
Es emocionante ver un teatro lleno, con un público expectante que desborda adrenalina y se muestra dispuesto a aplaudir a la menor provocación.
Eso es justo lo que se encontró Siudy Garrido el viernes 8 de octubre en el Knight Concert Hall del Adrienne Arsht Center de Miami al presentar la primera de las tres funciones programadas de su fenomenal “Bailaora” en el mismo escenario donde tuvo su estreno mundial el domingo 24 de noviembre de 2019.
Sin duda alguna, Siudy Garrido es una intérprete “enduendada”, neologismo inventado quien sabe por quien para decir que alguien “tiene duende”. Duende es un término de origen folclórico íntimamente ligado al flamenco y a la experiencia del éxtasis compartido de manera espontánea con el público.
Pero Siudy Garrido es también una estrella del mundo del espectáculo y una diosa. Y como tal, no defrauda a sus seguidores. Este es un show construido a su imagen y semejanza que mantiene al público en el borde de sus asientos de principio a fin.
Según las notas al programa, “Bailaora – within me, within you” (en español, “Bailaora – dentro de mí, dentro de ti”) es “una historia del despertar a la evolución de la forma de arte flamenco a través de la danza desde la perspectiva del Nuevo Mundo”.
El espectáculo tiene que ver con todo eso pero gira en torno al resplandor de Garrido. Ella representa al Nuevo Flamenco que se produce en esta orilla del Atlántico y ante ella, rendirse es la única opción. Solo los que no la han visto antes se sorprenden al sentirse desarmados. “Bailaora” es la oportunidad para embriagarse a gusto sin las consecuencias de una incómoda resaca.
La excelente puesta en escena -Garrido es también su directora artística y coreógrafa- ha sido organizada en siete secciones identificadas como Despertar, Raíz, Frontera, Impura, Guerreras, Valiente y Evolución. Leer el programa ayuda a entender lo que pasa pero usted enseguida dejará de pensar en lo que leyó porque todo fluye de manera continua, majestuosa y resuelta, en una sucesión de momentos climáticos. Definitivamente, las explicaciones sobran cuando hay duende.
Tampoco le interesará comprobar si en realidad se ejecutan -o como son ejecutados- la larga lista de “palos” o “cantes” que aparecen en paréntesis junto al nombre de cada una de las secciones. Sus nombres parecen estar ahí solo para hacer callar a algunos puristas. Todos sabemos que no hay y no puede haber “pureza” en el Nuevo Flamenco.
No es por casualidad que una de las secciones de “Bailaora” se titula “Impura” y aparece un poco después de “Raíz”. Garrido no ignora las raíces del flamenco pero las utiliza para seguir adelante y abrirse un propio camino inmersa en las influencias del mundo que la rodea.
La utilitaria música original es impactante, combina la instrumentación flamenca tradicional con sonidos sintetizados y fue compuesta por dos grandes: Juan Parrilla y Manuel Fernández. El siempre imponente José Luis de la Paz es acreditado con una colaboración especial y las letras de Tarantos, Levántica, Tangos y Caña son de Juan Manuel Fernández Montoya (Farruquito).
El conjunto flamenco esta integrado por Parrilla (Director Musical y Flauta), Fernández (Guitarra Eléctrica) y de la Paz (Guitarra Flamenca), Adolfo Herrera (Percusión), Ismael Fernández (Cantaor), Yiyi Orozco (Cantaor) y Manuel Gómez (Piano y Coro). Todos con un desempeño impecable.
Hay que destacar que uno de los momentos más inspirados de la puesta en escena es un breve diálogo entre los tacones de Garrido y la flauta de Parrilla que queda en la memoria como un oasis de frescura en medio de un espectáculo que hasta ese momento se había caracterizado por la urgencia y el derroche interpretativo. Dos cosas que son magnificadas al utilizar el fondo del escenario para proyectar las imágenes que capta una cámara de mano colocada en proscenio.
Es una idea excelente que probablemente hay que agradecerle al inquieto talento de Pablo Croce, aquí en la doble responsabilidad de asesor creativo y diseñador de video. Las imágenes imponentes de Croce y las luces dramáticas de Oscar Gómez son una dupla que redondea a la perfección las intenciones de Garrido.
No hay nada malo en proyectar la necesidad apremiante de entregarlo todo al regresar a escena, pero exaltando en demasía los atributos mas enérgicos de su estilo como bailaora, Garrido -la directora artística- define a “Bailaora” como una experiencia titánica trepidante y nos hace añorar la serenidad hipnótica de su Guajira seductora en “Flamenco Íntimo”.
Al llegar a este punto, debemos reseñar que la elocuencia de los cuerpos de las excelentes bailarinas que la acompañan son también responsables de una buena parte del éxito de “Bailaora”. Así las cosas, las elegantes Daniella Rosi, Carolina Celeste Torres, Anabella Mananau, Andrea González, Victoria Torrellas e Isabella Callicchio siembran una duda en la mente del espectador. ¿El nombre del show es “Bailaora” o “Bailaora(s)”?
Pero el show se llama “Bailaora” y es, además, una prueba del poder de convocatoria de Garrido. Hasta el presente, solo hay dos agrupaciones de danza locales que pueden ofrecer temporada en el Arsht Center a teatro lleno: el Miami City Ballet en la Ziff Ballet Opera House y la Siudy Garrido Flamenco Company en el Knight Concert Hall. Y la diferencia entre ambos recintos es solo de 200 asientos.
Por último, hay que reconocer que es un placer enorme ver cómo el talento singular de Siudy Garrido sintetiza las referencias que alimentan su estilo en obras que, como “Bailaora”, no solo movilizan a sus seguidores sino que tienen la capacidad de hacerle sentir a los que no saben de flamenco “el no sé qué de una auténtica emoción” del que habló Federico García Lorca en su emblemática disertación “Juego y teoría del duende”.
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