*** Venezuela se blande como carta de negociación en el contexto de las tensas discusiones sobre Ucrania entre Occidente y Rusia.
Mientras se llevaban a cabo las discusiones entre Estados Unidos (OTAN) y Rusia, sobre Ucrania, la agencia de noticias rusa Pravda, órgano del Partido Comunista de la Federación Rusa, especulaba que la comisión que transportaba el avión Tu-154M de esa Federación, reportado en el espacio aéreo de Venezuela y Cuba los días 9 y 10 de enero, “podría estar llevando a cabo negociaciones con Cuba y Venezuela sobre la oportunidad de construir bases e instalaciones militares rusas en los dos países” y concluía diciendo que “uno puede suponer que el despliegue de armas de misiles rusos en el patio trasero de EE. UU. puede obligar a Washington a escuchar lo que dice Moscú”, en relación a las mencionadas discusiones.
Tropas rusas (unos 100.000 efectivos militares) se han estacionado en la frontera con Ucrania y la tensión bélica está al rojo vivo. No se trata de amagos con intensión de sólo asustar. Los ucranianos lo saben, pues en este siglo han perdido parte de su territorio bajo la bota cosaca. Tampoco pueden olvidar la reciente incursión rusa en Kazajistán.
Putin busca establecer una zona de seguridad a su alrededor y bajo su control, en la cual estaría incluida Ucrania, al estilo de la Guerra Fría, por lo que exige que la OTAN no se siga expandiendo en esa zona. La OTAN y Estados Unidos se niegan a cumplir con la exigencia rusa.
Las primeras negociaciones al respecto no terminaron en nada concreto.
Venezuela, carta de negociación
A la noticia del vuelo y las posibles negociaciones en el Caribe sobre bases militares rusas y misiles, que no son nuevas, se sumó otra más concreta, cuando el vicecanciller Sergei Ryabkov declaró que «no confirma ni niega» la posibilidad de que Rusia envíe activos militares a Cuba y Venezuela, en caso de que las conversaciones fracasen y aumente la presión de EE.UU. sobre Rusia.
Esta amenaza coloca claramente el tema Venezuela sobre la mesa de negaciones en el ámbito geopolítico global. Se confirma que Venezuela es ficha de cambio en el enfrentamiento geoestratégico que libran las grandes potencias, en una especie de nueva Guerra Fría, pero sin ideologías ni ojivas nucleares – lo primero habría variado a “dictadura vs democracia” y lo segundo a guerra de cuarta generación-, donde compiten los viejos actores de Guerra Fría del siglo XX, y Venezuela y Ucrania estarían en sendos vórtices de esta confrontación.
Lo que le está diciendo Rusia a Estados Unidos (y a la OTAN) es que, si avanza en sus áreas de influencia, ellos avanzarán en las suyas. Sin embargo, dejan la puerta abierta escalar o desescalar el conflicto y buscar salidas concertadas. “Dando y dando”, como se dice coloquialmente.
Estados Unidos responde
En cuanto a las pretensiones rusas la respuesta de Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, fue contundente. “Si Rusia realmente comenzara a moverse en esa dirección, lo abordaríamos de manera decisiva”, además de considerar esto una bravuconada.
A los norteamericanos no les conviene que lleguemos a otra crisis de misiles como la de 1962 y menos le conviene a la resistencia democrática en Venezuela, pues esta crisis concluyó con una especie de inmunidad hacia el régimen de los Castro y el retiro de los cohetes de Turquía.
Washington sabe que “la influencia rusa es la principal fuerza que mantiene a Nicolás Maduro en el poder” (ex jefe del Comando Sur, almirante Craig Faller, dixit). La salida de Rusia de Venezuela es clave para la vuelta a la democracia – y no sólo en Venezuela.
Así mismo, el mantenimiento de la presencia rusa en Venezuela, Cuba y Nicaragua, es decir el empoderamiento cosaco en el continente americano- junto a aliados como China, Irán, Turquía- debilita a Estados Unidos como potencia y los expone, no tanto por el improbable asunto los misiles. En esta nueva Guerra Fría la proliferación de países antinorteamericanos en el patio trasero estadounidense tiene y tendrá consecuencias en lo interno.
Bravuconada o no, lo cierto es que los rusos han puesto la carta de Venezuela sobre la mesa de negociaciones y muestran disposición de tranzar a cambio de otras concesiones. Esto, que no son buenas noticias para el régimen, subraya la importancia del tablero internacional global para la restitución de la democracia en Venezuela. Atentos.
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