España ha pasado de ser una «democracia plena» a ser una «defectuosa», según el estudio que realiza todos los años The Economist. Tal y como se indica en el informe, «un deterioro de 0,18 puntos en la puntuación ha sido suficiente para relegar a España de ‘democracia plena’ a ‘democracia defectuosa’». Ese puntuación provoca que España desciende al puesto 24 en el índice anual del semanal británico.
En el texto, en un punto titulado «España es degradada a una ‘democracia defectuosa’», se explica que «España estuvo cerca de ser reclasificada como una ‘democracia defectuosa’ después de que su puntuación cayera en 2017 con motivo de la crisis en Cataluña, que llevó al Gobierno a tomar medidas legales contra los políticos catalanes independentistas por actuar inconstitucionalmente».
Pero el descenso de la puntuación de este año se debe «principalmente a una rebaja en la puntuación por la independencia judicial, relacionado con las divisiones políticas sobre el nombramiento de nuevos magistrados al Consejo General del Poder Judicial, órgano de supervisión del sistema judicial y destinado para garantizar su independencia».
La fragmentación parlamentaria
Por último, apunta a que en términos generales «España sufre un aumento fragmentación parlamentaria, una letanía de escándalos de corrupción y un creciente nacionalismo regional en Cataluña ante los retos de la gobernabilidad».
Este informe se añade al índice sobre la corrupción de Transparencia Internacional, que empeoraba la puntuación con respecto a otros años y colocaba al país en el 34 cuarto puesto.
A nivel mundial, el índice de democracia pasó de 5,37 en 2020 a 5,28 el año pasado, lo que supone el mayor descenso desde el año 2010. Según el estudio, «los resultados reflejan el impacto negativo de la pandemia en la democracia y en la libertad en el mundo por segundo año consecutivo, con la extensión considerable del poder del Estado y la erosión de las libertades individuales».
Con información de The Objective