*** La derecha reaccionaria ha tomado las calles de la liberal Canadá en espejo de lo que ocurre en EEUU. El populismo de derechas está de moda.
Por ALFREDO MICHELENA
En Venezuela se ha pasado de huir de la etiqueta derechista a portarla con orgullo. La polarización introducida, o al menos exacerbada, por el chavismo ha sido la causa de este cambio. Es la consecuencia del catastrófico Socialismo del Siglo XXI.
Pero este cambio no es sólo en Venezuela. En países como EE.UU. y Canadá también se ha producido un resurgimiento de la derecha. En parte, se puede explicar como reacción a los avances de las reformas liberales en esos países. El cambio es tal que los “blancos anglosajones protestantes” (WASP, por sus siglas en inglés) están perdiendo el poder que históricamente poseían. Ahora son naciones multiculturales. La legislación de estos tiempos apunta a una sociedad tolerante y abierta. Tanto así que EE.UU. llegó a elegir a un presidente negro, que compitió en su propio partido con una mujer blanca anglosajona.
En el caso canadiense, la tolerancia y la apertura están en la base de su existencia. Es la manera de integrar dos culturas un tanto diferentes, la francesa y la anglosajona. Además, el hecho de tolerar al otro ha ido mucho más lejos en Canadá que en su vecino de sur. Basta comparar temas como el aborto, el matrimonio gay y el libre uso de la marihuana. Además, el enorme esfuerzo de inmigración ha traído a este país las más diversas culturas y religiones. Ese enfoque estatal de integrarlos socialmente se demuestra en casos como la conformación del gabinete de gobierno, en donde se toma en cuenta la etnia del ministro.
Los WASP, sintiéndose desplazados, han comenzado a reaccionar. En EE.UU. existen grupos armados de blancos, compuestos por milicianos extremistas antigobierno. De extrema derecha, se alimentan por teorías conspirativas. Para muestra, QAnon. Pero más allá de eso, son anti-inmigración, anti-homosexuales, anti-aborto, entre otros anti. Es decir, están en contra de la apertura y la tolerancia social, la misma que es compartida por millones de sus compatriotas. Contrasta con el liberalismo base de la sociedad estadounidense. El trumpismo ha encontrado en este mundo de los WASP una base política. Son los «white disenfranchised» (blancos sin poder). Son los que quieren acabar con ese supuesto “estado profundo”. Por eso aquello “drain the swamp” (drenar/limpiar el pantano). Es decir, limpiar el gobierno. Muchos de estos personajes participaron en el asalto al Congreso el 6 de diciembre 2021. Apoyaban, y apoyan, a un Trump que, sin pruebas, clamaba haber sido robado electoralmente.
La cepa canadiense
En Canadá el asalto no fue directamente al Parlamento. Se quedaron en las calles adyacentes. Sin embargo, acamparon casi tres semanas en la capital. La extrema derecha canadiense es menos conocida que su par estadounidense. Participaron en esta toma con el ya famoso eslogan de la “caravana de la libertad”. Este movimiento está liderado por racistas, admiradores de Trump y de las teorías de conspiración exacerbadas por Qanon. Por eso, a las protestas se unió una masa de seguidores que ha dado cabida a teorías conspirativas como las que tienen que ver con el covid-19 y las vacunas contra ese virus. Eso, a su vez, terminó arrastrando a otros tantos que, agobiados por dos años de restricciones, aborrecen mandatos como el del uso de máscaras y la pérdida de derechos al no estar vacunados. Escudados en un supuesto clamor libertario, tildan al gobierno del partido liberal, con Trudeau a la cabeza, de fascista, represor y fomentador de una sociedad totalitaria. Y ya exigen su renuncia.
Este caos ideológico ha llevado a muchos venezolanos a transformarse en MAGAzolanos. No se dan cuenta que Venezuela es un país de gran mestizaje de razas, por lo que no tiene cabida el racismo y la xenofobia. Sorprenden los irrestrictos apoyos no solo a Trump sino también a la “caravana de la libertad” canadiense.
También sorprende el resurgimiento de una derecha activa y radicalizada. Es casi revolucionaria en el sentido de que intentan tomar el poder por vías no democráticas. Muchos dirán que es un movimiento anti-histórico, pero la propia historia nos ha mostrado que no solo son posibles, sino que han llegado al poder, para horror de la humanidad.
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