El Metropolitan Museum of Art de Nueva York, conocido por todos como el MET, no solo es el museo más importante de Estados Unidos y uno de los mejores del mundo, en calidad y variedad de sus colecciones, sino que se ha convertido tras sus 150 años de existencia, que ahora cumple, en una referencia para el mundo del arte, a la vez que uno de los reclamos turísticos más atractivos de la ciudad de los rascacielos, ¡imprescindible!
Si el MOMA es considerado el principal museo de arte moderno de Nueva York, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el MET, es “la joya de Manhattan”. Alberga una espectacular colección de obras de arte, y no solo pintura, que alcanza los dos millones de piezas, procedentes de los cinco continentes.
El MET, fundado en 1870, se inauguró dos años después, el 20 de febrero de 1872, con «clara vocación enciclopédica» para abarcar todo tipo de arte, objetos artísticos y culturas, tan propio del espíritu decimonónico.
Entre las citas con las que el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York celebra su 150 aniversario destacan la exposición «Making The Met, 1870–2020″, un recorrido por toda la historia del museo o la gala de la moda del Costume Institute, con la alfombra roja -en este caso rosa- más espectacular y esperada de cada año.
En 2019, el año anterior a la pandemia, lo visitaron nada menos que 7.3 millones de personas, pero un año después, en 2020, la COVID-19 arrasó como un ciclón todo el planeta, y dio al traste con todo. Los actos del 150 aniversario del MET, a cuatro días de su inauguración, quedaron suspendidos, incluido su exposición estrella: “Making the Met 1870-2020” (Hacer el Metropolitan), definida como un inmersivo y estimulante viaje a través de la historia del MET con una selección de tan solo 250 obras, de una colección que supera los dos millones.
Pero tras la tempestad llega la calma y finalmente el reencuentro fue posible en 2021 con un aforo reducido. “Making the Met” ofrece un recorrido por los diez momentos claves en la evolución del Metropolitan, “una reflexión sobre cómo un museo que nació con vocación enciclopédica debe relacionarse con su pasado y con su presente, y cuál debe ser su papel futuro, en la ciudad, el país y el mundo”, explican desde el museo. Una revisión «sobre el coleccionismo, sobre cómo hoy en día se debe mostrar, interpretar y relacionar las obras con el momento histórico”.
El Metropolitan Museum, la joya de Manhattan
Situado en uno de los barrios más ricos de Nueva York, colindando con Central Park, en la denominada milla de los museos de Quinta avenida, el Metropolitan Museum abrió sus puertas al público el 20 de febrero de 1872, dos años después de su fundación en 1870, a partir de la colección privada de Robert Lee Jenkins, un ejecutivo del sector ferroviario, y de adquirir las primeras 174 obras de los maestros de la pintura occidental.
Su espléndido edificio con su lucida escalinata, muy al gusto estadounidense -la misma que se tiñe de rosa en la gala de moda más espectacular y esperada del año-, fue finalizado, tras atrasos y discrepancias, en 1902, veinte años después de ser proyectado por el arquitecto Richard Morris Hunt, padre de Richard Howland, quien lo terminó.
Fundado para acercar el arte a los ciudadanos
Ideado por empresarios, banqueros y artistas de la época, el MET fue concebido como «un museo y biblioteca de arte en Nueva York para alentar y desarrollar el estudio de las Bellas Artes y la aplicación del Arte a la fabricación y la vida natural, avanzar en el conocimiento general de temas afines y nutrir la instrucción popular y sus recreaciones», según apunta sus documentos fundacionales.
Con 204,386 metros cuadrados de espacio, la institución alberga objetos de cinco mil años de historia de la humanidad a través de más de dos millones de piezas de culturas de todo el mundo.
Mostrar en tan pocas líneas una selección de lo que abarca el Museo Metropolitano es arriesgado pues la componen nada menos que 17 secciones entre ellas del Antiguo Egipto, Mesopotamia, la Grecia clásica, la Antigua Roma, Bizancio, Medio Oriente, el Mundo Islámico o al Lejano Oriente… y tiene como plato fuerte una extraordinaria y amplía colección de pintura europea y otra americana de primer nivel.
En efecto, reúne una de las mejores colecciones del mundo de pintura europea del siglo XVI al XX con especial atención a artistas holandeses, italianos, españoles o franceses: obras de Durero, Brueghel el Viejo, Rembrandt, Vermeer, Botticelli, Rafael, Tiziano, el Greco, Goya o Velázquez con “El retrato de Juan Pareja”, uno de los más admirados retratos del pintor español cuya adquisición millonaria en 1971 superó los récord precedentes hasta entonces.
Pese a que no está dedicado exclusivamente al arte moderno, el MET posee, por ejemplo, una colección de 40 pinturas de Paul Klee y atesora obras de Monet, Cézanne, Degas, el famoso retrato de Gertrude Stein de Picasso o la Bandera blanca de Jasper Johns.
Solo la colección de Egipto está compuesta por más de 35,000 piezas, casi la mitad de los descubrimientos hechos a través de excavaciones arqueológicas organizadas por el propio museo. La pieza más visitada es el templo de Dendur, del siglo I, que forma parte de los templos que fueron desmontados por el gobierno egipcio en 1965 para salvarlos de las aguas que causaría la nueva presa de Asuán. Estados Unidos colaboró en los trabajos de reubicación de aquellos templos y como agradecimiento, Egipto regaló el templo de Dendur que, levantado, piedra a piedra, de nuevo en el MET se visita desde 1978.
Otra de sus colecciones más conocidas es la de Armas y armaduras, única de su tipo en Estados Unidos. Tanto es así que sus figuras armadas sobre caballos, instaladas en el primer piso componen una de las imágenes más reconocidas del museo.
Para los amantes de la moda está el Costume Institute, (Instituto del vestido) con más de 33.000 prendas procedentes del antiguo Museum of Costume Art que al unirse con el MET, formaron el actual Instituto. Hoy en día, y debido a la naturaleza delicada de estos objetos, no se mantiene una exhibición permanente, sino que cada año se exhiben dos muestras de la colección.
Y, por último, pero de obligada visita es el jardín en la azotea desde donde se puede disfrutar de una magnífica vista aérea de Central Park y del poderoso horizonte del Uptown de Manhattan.
(Con información de EFE)