El aún dueño del Chelsea, el ruso Roman Abramovich, presenta síntomas de envenenamiento luego que participara a principios de marzo como mediador en una reunión en Kyiv con el fin de buscar una solución al conflicto armado que aqueja a Ucrania. Junto a Abramovich, al menos dos de los miembros del equipo negociador ucraniano presentaron los mismos síntomas.
Las sanciones que le ha impuesto el gobierno británico por sus vínculos con Putin han ocasionado, entre otras medidas, que el oligarca ruso ponga en venta el club londinense, el cual adquirió en 2003.
Síntomas como inflamación en los ojos, lagrimeo o el picor en la piel son algunos de las molestias que algunos integrantes de la delegación negociadora han estado sufriendo producto supuestamente de una exposición a sustancias venenosas, aunque fuentes bien informadas dijeron que la vida de los afectados no corría peligro.
Desde que la delegación empezó a sufrir los síntomas, los medios que dieron la información creen que la responsabilidad del presunto envenenamiento recae en un sector de la inteligencia o de la política rusa que es contraria a que se pare la guerra en Ucrania con el agravante de que la noticia se conoce sólo unas horas antes de que las negociaciones entre las partes se retomen de forma presencial en Turquía.
El historial ruso de envenenamientos presuntamente perpetrados por el régimen de Putin es extenso. Uno de los casos más sonados fue el del ex espía Alexander Litvinenko, que fue envenenado con polonio a través de un té contaminado que tomó en un céntrico hotel de Londres para morir posteriormente. Pero quizás el más publicitado es el de Alexei Navalny, quien se recuperó en Alemania tras el atentado regresando a su país donde fue encarcelado. Navalny es considerado como principal opositor a Putin y se encuentra en prisión, tras recibir recientemente una pena de nueve años adicionales a los que ya estaba cumpliendo.
Ahora las negociaciones para detener la guerra podrían verse afectadas con este envenenamiento. Además las posiciones entre ambas partes estaban completamente opuestas porque el Kremlin no ha cambiado sus exigencias con tres grandes peticiones para Kiev: Quiere que Ucrania sea neutral y quede desmilitarizada, que Zelenski reconozca a Crimea como parte de Rusia y también la independencia del Donbás.
Por su parte Ucrania solo ha cedido en la primera parte, y acepta la neutralidad toda vez que ya ha asumido que no entrará en la OTAN