Por José Piñeiro
Aunque las tropas rusas se están retirando de Kyiv y de algunas provincias cercanas, los pobladores de esos sectores aún no se sienten fuera de peligro ni confían mucho en las negociaciones entre Rusia y Ucrania con el fin de detener el conflicto.
Se supo que el Ejército ruso ha abandonado “parcialmente” la ocupación en el área de Kyiv y sus efectivos se dirigen hacia la frontera con Bielorrusia, ya que, según el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Ucranianas “el enemigo ha sufrido pérdidas significativas y no logró bloquear y capturar la capital” y se va a centrar en controlar el este y el sur. Autoridades informaron con beneplácito que más localidades del noroeste de Kyiv se encuentran bajo control propio, pero todavía quedan militares rusos en ciudades como Bucha o Hostomel, las cuales son consideradas como estratégicas. Por tal razón se solicitó a los habitantes de esas ciudades no regresar todavía a la zona pues creen que los rusos han plantado minas y envenenado el agua.
A pesar del optimismo sobre Kyiv, sus pobladores se muestran pesimistas sobre las verdaderas intenciones rusas y dudan de que las negociaciones que las partes retomaron este viernes vía online arrojen resultados positivos.
“No sé si se están marchando. De momento se están reagrupando. Ya veremos si van al Donbás, a Mariúpol o vuelven a Kyiv”, dijo un poblador que cree que Rusia está usando las negociaciones solo para ganar tiempo y no para un alto el fuego.
En el pueblo de Sofiivska Borschahivka, una zona residencial ubicada cerca de la capital, todavía hablan del misil que cayó hace tres noches sobre un edificio, matando una mujer. Las tropas rusas llegaron a estar a unos 10 kilómetros de esa urbanización. Ahora están más alejadas, a unos 25 kilómetros, aún a tiro de misiles, por lo que el peligro persiste.