*** El Real Madrid, aunque salió derrotado por el City, nunca se dio por vencido en el marcador regresando del abismo en varias oportunidades.
Por Luis Camacho
El Manchester City derrotó hoy martes 4-3 al Real Madrid, en dramático y emocionante partido de ida en las semifinales de la Champions League.
Los “citizens” salieron a la cancha con toda la intensidad que exige un encuentro de esta índole y al segundo minuto de juego el belga Kevin de Bruyne los adelantó en el marcador gracias a pase del argelino Riyad Mahrez.
Con el Madrid intentando superar el golpe tempranero llegó el segundo tanto de los ingleses al 11, obra del brasileño Gabriel Jesús, quien recibió un excelente servicio del autor del primer tanto de Bruyne.
Los merengues estaban en la lona y los anfitriones buscaron extender a tres la ventaja, pero al 33 apareció el veterano francés Karim Benzema para recortar diastancias 1-2 y enviar el duelo al descanso con ventaja mínima.
Para la segunda mitad el City volvió a salir con la potencia del período inicial y colocó el 3-1, a cargo del joven extremo Phill Foden al 53, pero los de la capital española volvieron a acercarse 3-2, con diana para el brasileño Vinicius Jr al 55.
La afición delirante exigía más del vibrante encuentro y al 74 Bernardo Silva colocó el 4-2, pero los 13 veces monarcas de la Champions continuaron intentándolo hasta que en el 82, Benzema anotó su segundo de la noche con espectacular cobro desde el punto penal que dejó la pizarra en el 4-3 definitivo.
Fue un partido digno de la instancia en la que se juega, que lleva a los ingleses con ligera ventaja a la vuelta en Madrid dentro de dos semanas, de donde saldrá uno de los finalistas a la disputa del trofeo continental más importante a nivel de clubes en el Viejo Continente.
El sufrimiento de Guardiola
Durante el encuentro, Pep Guardiola vivió todos los estados de ánimo. De la sonrisa con Carlo Ancelotti en la previa del partido, al éxtasis del 2-0, pasando por la desesperación de las ocasiones falladas, el enfado por un error arbitral y la desolación del panenka de Benzema. Su figura, encogido, con las manos en la cabeza y sentado en una nevera, es el reflejo de su Manchester City, incrédulo ante la resistencia blanca. Guardiola lleva sin ganar esta competición desde 2011.
El inicio era perfecto, pero 90 minutos, en el estadio que sea, son muy largos contra el Madrid. A los 11 minutos, otro gol, otro salto de celebración. Demasiado sencillo, no duraría. La alegría del 2-0 no tapó su frustración cuando Phil Foden y Riyad Mahrez erraron el 3-0 y el 4-0. A por el argelino se fue directamente, le recriminó que fallara un pase claro y se la jugara él solo. El enfado no se explicaba con el resultado, pero sí con el miedo del entrenador a lo que vendría después. El 2-1 ni le sorprendió. Ya se ha enfrentado muchas veces contra el Madrid, ya ha perdido varias veces sin merecerlo. Ya sabe lo que es tener a esta gente al borde de la rendición y que resurjan.
Llegó el 3-1 de Foden y después la jugada que le descolocó. Un saque de banda que dio la impresión que debía ser para el City. Guardiola salió como un loco a por el linier. El Etihad bramaba. Tuvo que venir el árbitro a calmar los ánimos con una amarilla para el técnico, que se alejaba diciendo «venga, hombre».
Era solo un saque de banda, pero lo cambió todo. De ahí se creó el pase en largo para que Vinicius retratara a Fernandinho y para que el Madrid emergiese de nuevo. Lo tuvieron que volver a hundir, con un zurdazo de Bernardo Silva a la escuadra, pero la mano de Laporte que provocó el penalti para Benzema acabó con los ánimos de Guardiola quien se sentó, se llevó la mano a la frente y se preguntó cómo podía estar pasando esto. Cómo en un partido que el 99 % de los equipos hubieran cedido por 5-0, el Madrid iba a salir vivo. Al Madrid nunca hay que darle por muerto. Nunca.
Foto destacada cortesía EFE.