*** La presidenta de la Comisión Europea visitó Hungría para convencer al primer ministro Orbán de aceptar el embargo al petróleo ruso.
Por José Piñeiro
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen realizó una visita sorpresa a Budapest con el fin de redoblar la presión sobre el primer ministro húngaro Viktor Orbán en un intento de doblarle el brazo para que acepte el embargo petrolero que la UE quiere imponer a Rusia por su guerra contra Ucrania.
Orbán está torpedeando esta medida con el argumento de que equivale a una «bomba atómica» para la economía húngara.
Al parecer la visita de Von der Leyen no obtuvo los resultados esperados ya que su viaje relámpago no ha logrado hacer cambiar de opinión al primer ministro húngaro. «Hemos realizado progresos, pero se necesita más trabajo«, admitió la funcionaria en Twitter.
En un último intento de desbloquear la negociación, Von der Leyen anunció la próxima convocatoria de una videconferencia con los dirigentes de la Europa Central y del Este con el objetivo de «reforzar la cooperación regional en materia de infraestructuras petroleras».
El embargo total al petróleo ruso es el pilar central del sexto paquete de sanciones de la UE contra el Kremlin, que la propia Von der Leyen presentó en la Eurocámara. Los embajadores de los Veintisiete volvieron a debatir esta medida durante una reunión extraordinaria celebrada este domingo, que concluyó sin acuerdo por el veto de Hungría. Las sanciones contra Moscú requieren unanimidad para salir adelante.
Bruselas ha propuesto un largo periodo de transición (de seis meses para el petróleo crudo y hasta finales de año para los productos refinados) con el objetivo de amortiguar el impacto en los mercados mundiales. Además, ha concedido dos años extra a Hungría y Eslovaquia (hasta finales de 2024) y año y medio para República Checa (junio de 2024). Estos países reciben el petróleo directamente desde Rusia a través del oleoducto Druzhba y por tanto tienen mucho más difícil encontrar alternativas.
Además Von der Leyen sopesa ofrecer a Hungría más fondos europeos para mejorar su infraestructura petrolera como contrapartida para que desbloquee el sexto paquete de sanciones. El problema es que buena parte de las ayudas comunitarias a Budapest están congeladas o en vías de paralización debido a la deriva autoritaria del Gobierno de Orbán.