*** Biden prometió convertir al príncipe heredero de Arabia Saudí en un paria internacional, pero la guerra en Ucrania y la inflación lo llevan a peregrinar hasta Riad.
Por Francisco Poleo
Biden prometió convertir a Mohammed bin Salman (MBS), príncipe heredero de Arabia Saudí y gobernante de facto del reino, en un paria internacional. No es para menos: según investigación de los servicios de inteligencia americanos, el sujeto de marras ordenó el horrible asesinato de Jamal Kashoggi, corresponsal de The Washington Post. Para ser claros, el periodista disidente fue torturado, decapitado y desmembrado en el consulado de su país en Turquía.
El presidente de Estados Unidos prometió, en el momento en el que salió a la luz la mencionada investigación, que Riad pagaría por el horrendo crimen. Pero, al momento de escribir este artículo, 14 de junio del 2022, Biden confirma por todo lo alto que será recibido por la monarquía saudí tras meses de intenso cabildeo para lograr el encuentro. ¿Qué pasó aquí? ¿Cómo es que el supuestamente hombre más poderoso del mundo tiene que tocar puertas?
Los saudíes aplicaron aquella máxima del beduino: si esperas sentado a la orilla del río el tiempo suficiente, verás pasar el cadáver de tu enemigo. En plena explosión de indignación tras la muerte de Kashoggi, nadie previó que los delirios ucranianos de Putin pondrían al mundo patas pa’ arriba. El petróleo, que ya venía al alza por la turbulenta recuperación post-pandémica, se disparó ante las sanciones al ecosistema del zar ruso. Parece que, en el actual polvorín, sólo se puede tener un macro tirano como paria a la vez. Por eso, Biden deberá hacer su particular peregrinación a La Meca para llegar a un acuerdo con MBS. El inquilino de la Casa Blanca sacó sus cuentas: en noviembre hay elecciones y esas no se ganan con gasolina por las nubes, asunto que importa más al americano promedio que hacer las paces con un árabe bajo sospecha de asesinato. Es lo que hay. Las potencias no tienen amigos ni enemigos, sino intereses.
Las opiniones publicadas en Zeta son responsabilidad absoluta de su autor.