*** Con el conjunto que comanda Jurgen Klopp levantó la Champions League, la Supercopa de Europa, el Mundial de Clubes, FA Cup y este año logró alzar la tan ansiada Copa Africana de Naciones.
El senegalés Sadio Mané es un ejemplo de lucha de los que siempre tuvo bien en claro su objetivo y no paró hasta conseguirlo. Logró gambetear la pobreza en su Bambali natal y se hizo de un nombre en el fútbol, su máximo deseo. Y no cualquier nombre, sino uno que tiene en su vitrina nada menos que una Orejona y recientemente añadió la Copa Africana de Naciones.
En sus inicios, apenas soñaba con vivir esta vida. Su realidad era totalmente distinta. «Nací en un pueblito de Senegal llamado Bambali. Se me consideraba el mejor jugador del pueblo, pero nadie en mi familia quería que fuera futbolista. Y yo estaba totalmente convencido de que cuando me fuera podría serlo. Lo único que me preocupaba era cómo»,contó Sadio en el adelanto de su documental Made in Senegal.
El Mundial del 2002 y la gran campaña de Senegal (venció 1-0 en el debut a Francia, campeón mundial vigente), que llegó a cuartos de final, le demostró que a pesar de la dramática pobreza con la que convivía, un futuro mejor era posible con solo proponérselo: «Fue después de ese Mundial que me decidí a ser cada vez mejor. Pero mi familia tenía otros planes para mí. Recién cuando todo en mi vida giró alrededor del fútbol, empecé a convencerlos para que me dejaran ir a Dakar, la capital de mi país. Mis padres nunca tuvieron dinero para enviarme a la escuela», expresó.
Todo comenzó en el barrio, lugar de aventuras y sueños. «Veía chicos jugando y me sumaba a sus partidos. Cuando crecía, iba a la cancha. Especialmente cuando jugaba la selección nacional. Quería ver a mis héroes e imaginarme a mí mismo como ellos. Cuando era joven, solo pensaba en jugar en la Premier League, que veía por televisión. Ese era mi gran sueño». Hasta que un día, sintió que una gran parte de su deseo podría volverse factible.
Una delegación del Metz de Francia pasó por Dakar a reclutar a los jugadores más hábiles. Mané fue a probarse, sin avisarle a nadie de su familia, con su par de botines en pésimas condiciones y un pantaloncito que ni siquiera era de fútbol. Cuando el técnico Olivier Perrin lo vio jugar, quedó asombrado. Y eso que estuvo a punto de impedirle que juegue en esas condiciones. Pero finalmente lo puso en la cancha. Unos minutos más tarde le dijo: «Tú te quedas. Vas a jugar en mi equipo». Ahí comenzó todo.
Dos temporadas en una academia llamada Generation Foot le valieron jugar 90 partidos, en los que marcó 131 goles, y pudo pegar el salto a la Primera del Metz, adonde viajó sin avisarle a su familia. De hecho, un día del 2011, mamá Satou recibió un curioso llamado: «Hola mami. Estoy en Francia. Voy a jugar en el Metz. Si no me creés, podés prender la televisión y verme», le dijo su hijo, que estaba próximo a cumplir su sueño.
Sus buenos rendimientos y una velocidad explosiva lo hicieron pasar al Red Bull Salzburgo y luego al Southampton, su primera experiencia en la Premier League. En 2016, Liverpool lo adquirió a cambio de 41 millones de euros. Hasta hoy, lleva convertidos 120 goles en 268 partidos oficiales con los Reds. Con el conjunto que comanda Jurgen Klopp levantó la Champions League, la Supercopa de Europa, el Mundial de Clubes, FA Cup y este año logró alzar la tan ansiada Copa Africana de Naciones, que en ediciones anteriores le había sido esquiva.
La gloria eterna nunca lo mareó. Sino que siempre volvió a sus raíces: hace años que pone dinero en Bambali, su pueblo natal en Senegal, para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, incluidos sus padres que siguen allí. Sus inversiones fueron desde hospitales hasta escuelas. Por otro lado, Sadio es musulmán practicante, y hace un tiempo se hizo viral una grabación que le hicieron mientras limpiaba los baños de una mezquita. Su gesto solidario y humilde le valió el respeto y elogio de millones a lo largo del planeta.
Con 30 años de edad, puede asegurar que escribió algunas páginas en la historia de este deporte. Y todavía le queda mucho más por crear?