* * * El canciller de Putin no aguantó las críticas a la invasión de Moscú a Ucrania.
Por José Piñeiro
El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, abandonó la cumbre de jefes de la diplomacia del G20, que había comenzado en Bali el jueves, por las duras críticas de la mayoría de los participantes a la invasión de Ucrania. La gota que derramó el vaso para Lavrov fue la negativa de muchos de sus colegas a aparecer junto con él en la foto de familia.
La participación rusa en Bali había comenzado con mal pie. Era la primera vez desde la ‘operación especial’ lanzada el pasado febrero que Lavrov y su homólogo estadounidense, Antony Blinken, pisarían el mismo sitio. La incomodidad de todos estaba garantizada. Nada más poner pie en el resort de la isla indonesia pudo escucharse a una persona anónima gritar: «¿Cuándo pararás la guerra? ¿Por qué no paras la guerra?».
La situación fue empeorando pues cada vez más se escuchaban calificativos como «Agresores», «invasores», «ocupantes» que otros responsables diplomáticos dedicaron a una de las manos derechas del dictador Vladimir Putin. El boicot a Rusia se extendió a todos los niveles, incluida la cena ministerial del jueves por la noche, a la que Japón decidió no enviar a su representante. La agencia de noticias nipona Kyodo aseguró que los ministros del G7 se negaron a fotografiarse con Lavrov. El ministro de Exteriores japonés, Yoshimasa Hayashi, dijo durante su parlamento en la cumbre que los «actos violentos» de Rusia deben unir a la comunidad internacional y hacer que Moscú «pague un alto precio».
«No puedo soportar a alguien que al mismo tiempo está bombardeando a niños, adultos y civiles. Por lo tanto, no habrá fotografía grupal en esta cumbre», declaró a los periodistas la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock. A lo que Lavrov, que no estuvo presente durante la intervención de la alemana, dijo: «No invité a nadie a fotografiarse conmigo».
La agenda de la Cumbre fue copada por el asesinato del ex primer ministro japonés Shinzo Abe, pues la mayoría de los participantes repudiaron el brutal hecho.
Fuentes diplomáticas ucranianas dijeron que Lavrov abandonó el auditorio justo en el momento en que su homólogo ucraniano, Dmytro Kuleba, hablaba a través de videoconferencia. Al igual que en el caso de Baerbock, tampoco apareció durante el discurso de Blinken, quien dedicó gran parte de su conferencia a abogar por la reanudación de las exportaciones de cereales ucranianos, para evitar acrecentar el daño en numerosos países de Oriente Próximo y del norte de África como consecuencia de la disminución del comercio. A pesar del vacío en el asiento ruso, Blinken espetó: «A nuestros colegas rusos: Ucrania no es su país. Ese grano no es su grano. ¿Por qué bloquean los puertos? Deberían dejar zarpar este grano».