***En el primer día de la vista que tiene lugar en Luxemburgo se escucharon argumentos diversos.
Por Luis Camacho
Este lunes, los representantes legales de la Superliga defendieron ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) que la UEFA tiene un «conflicto de interés», por ser organizador y regulador del fútbol europeo, asegurando que su proyecto será una «alternativa al monopolio de la UEFA» para innovar y desarrollar el futuro de este deporte.
El TJUE acogió este lunes el inicio de la vista sobre la demanda de la Superliga contra la UEFA y la FIFA por supuesto abuso de posición dominante y por impedir la libre competencia que garantizan los tratados de la UE al amenazar con posibles sanciones al anunciode la creación de esta competición alternativa por 12 de los principales clubes europeos en 2021.
La Superliga, que denunció a la UEFA y a la FIFA ante un juzgado madrileño, arrancó las comparecencias con su representante legal, el letrado Miguel Odriozola, pidiendo a los jueces europeos que se imaginen a la UEFA dando luz verde a un torneo que sea competidor de la Champions League, algo en su opinión imposible.
«¿Es concebible que una asociación como la UEFA pueda prohibir iniciativas europeas que tengan como objeto competir con la Champions? ¿Cómo es posible que intenten prohibir proyectos innovadores que intentan mejorar el modelo actual?», preguntó el abogado, que lamentó que los clubes europeos, «los únicos que invierten y arriesgan» en esta iniciativa, no tengan hoy por hoy «la capacidad de controlar su destino».
El representante de la Superliga dijo que «un sistema de autorización capitaneado por una empresa que es juez y parte siempre conducirá a una infracción de la normativa de competencia», y se refirió también al compromiso «flagrantemente anticompetitivo» asumido por las asociaciones de clubes y ligas europeas de que ningún club participará nunca en competiciones no organizadas por UEFA o FIFA.
Odriozola se opuso también a que la UEFA, que consideró una «entidad monopolista», pueda «autoatribuirse» capacidades regulatorias en su propio mercado criticando que las sanciones que planteaba la UEFA, que recogían la exclusión de los clubes participantes de competiciones como la Liga de Campeones, consiguen «bloquear de facto cualquier competición alternativa».
Odriozola añadió que la UEFA no puede justificar su rechazo al proyecto por «un supuesto carácter contrario a la competencia», ya que no corresponde al órgano aplicar este derecho y, además, habían manifestado su intención de prohibirla «antes de conocer cualquier aspecto relativo al proyecto».
En el caso de que las autoridades de competencia opinaran que la Superliga sí infringe el derecho de la competencia, añadió el letrado, existiría entonces «la posibilidad de adaptar el proyecto a lo que resulte oportuno», según la legislación comunitaria.
El representante de la Superliga también rechazó que su proyecto no cumpla el principio de solidaridad y de promoción del fútbol de base y aseguró que «no será difícil» mejorar las cifras que atribuyó a la UEFA, quien, dijo, solo dedica 48 millones de euros en pagos solidarios al fútbol de base, un 1,5 % de los 3.156 millones que ingresa por competiciones de clubes.
«La Superliga tiene previsto pagos solidarios de más de 400 millones» y «estaría encantada de que estos pagos fueran monitorizados por un tercero independiente que asegure que realmente alcanzan al fútbol de base, algo que no sucede en la actualidad», incidió Odriozola.
El letrado resaltó la responsabilidad de los clubes participantes de «oponerse a prácticas abusivas» y denunció que la UEFA «ha aniquilado de raíz» todos los proyectos que han surgido en últimas décadas y controlado el fútbol «con mano de hierro» mientras otros deportes han «evolucionando al ritmo de los tiempos».
Por su parte, la UEFAaseguró que la creación de la Superliga hubiera asestado «un golpe fatal» al modelo deportivo europeo y dijo que su capacidad de autorización previa de este y otros proyectos alternativos a las competiciones actuales permite evitar que surjan «formatos, calendarios y estándares contradictorios que convertirían el fútbol europeo en una anarquía»
Tras una intervención inicial de la Superliga, el representante legal de la UEFA, Donald Slater, consideró el proyecto impulsado por estos clubes (de los que solo quedan tres) un «ejemplo de libro de texto de un cártel» y aseguró que las sanciones que se plantearon contra los clubes participantes «son necesarias para garantizar el cumplimiento» de las normas del organismo.
«Estos clubes querían tenerlo todo. Querían seguir participando en competiciones nacionales, pero quedar exentos de los principios de mérito deportivo y solidaridad que las sustentan. La Superliga habría asestado un golpe fatal al modelo deportivo europeo (…) que ha convertido a Europa en el mejor lugar del mundo para jugar y disfrutar el fútbol. La UEFA está aquí para defenderlo», aseguró Slater.
El abogado de la UEFA rechazó que la autoridad de la UEFA para organizar y regular el fútbol europeo sea «autoatribuida», como asegura la Superliga, y aseguró que se la reconocen sus 55 asociaciones miembro, la FIFA y las instituciones de la Unión; también negó que la UEFA aproveche su facultad de autorización de otras competiciones en beneficio propio.