*** Según funcionarios del régimen, no tenían sus papeles en orden a la hora de ingresar a territorio venezolano.
Por Ángela Betancourt
Tres ciudadanos estadounidenses fueron detenidos en Venezuela a principios de este año por intentar supuestamente entrar en el país de forma ilegal y ahora se enfrentan a largas penas de prisión, según la agencia The Associated Press.
Ninguna de las detenciones había sido informada previamente. Dos de los hombres -un abogado de California y un programador informático de Texas- fueron detenidos a finales de marzo, apenas unos días después de que el gobierno liberara a otros dos norteamericanos.
Las fuerzas de seguridad venezolanas detuvieron al abogado Eyvin Hernández, de 44 años, y al programador informático Jerrel Kenemore, de 52, en incidentes separados en el estado Táchira, según una persona familiarizada con las investigaciones sobre las detenciones.
Hernández es de Los Ángeles; Kenemore es del área de Dallas, pero había vivido en Colombia desde 2019.
Un tercer estadounidense fue detenido en enero, también por entrar presuntamente de forma ilegal en el país a lo largo de su extensa frontera con Colombia. Al menos otros ocho estadounidenses -entre ellos cinco ejecutivos petroleros y tres veteranos- siguen encarcelados en Venezuela, y los funcionarios estadounidenses insisten en que están siendo utilizados como moneda de cambio político.
La liberación de los dos estadounidenses el 8 de marzo fue celebrada en Washington, dando un impulso a los contactos de la administración Biden con Maduro. No está claro qué impacto, si es que hay alguno, tendrá el encarcelamiento de otros tres estadounidenses en las relaciones con Maduro, un estrecho aliado de Rusia al que Estados Unidos ha sancionado y acusado de cargos de narcotráfico.
El Departamento de Estado confirmó las tres detenciones y un portavoz dijo que los funcionarios están abogando por la liberación inmediata de todos los estadounidenses detenidos injustamente en Venezuela.
Más allá de las consecuencias políticas, las detenciones apuntan a lo que las autoridades estadounidenses consideran una tendencia alarmante: la detención de estadounidenses desprevenidos a lo largo de la frontera entre Colombia y Venezuela, una zona sin ley dominada por bandas criminales y rebeldes de izquierda. Los estadounidenses que intentan entrar en Venezuela sin visado son especialmente vulnerables.