***Tom Bower saca a la luz la personalidad oculta de la duquesa en una historia de enfados, chantajes e ínfulas de princesa.
Por Irma Locantore
Esta semana saldrá a la venta un nuevo libro sobre Meghan Markle (40 años) y el príncipe Harry (37) que echa por tierra la imagen de la pareja, especialmente la de ella y ahondan en lo que sucedía realmente de puertas de palacio para adentro. El autor es Tom Bower, lleva por título Venganza: Meghan, Harry y la guerra entre los Windsor y contiene muchas bombas informativas que tienen como protagonistas secundarios a la mismísima Isabel II (96) o al príncipe Carlos de Inglaterra (73).
El periodista británico, que ya ha escrito otras biografías no autorizadas y bastante polémicas, vuelve a la carga con un libro que está levantando ampollas. Para construir el relato se ha servido de fuentes muy cercanas a la Casa Real británica a las que ha entrevistado para conocer los detalles más íntimos y reveladores de la vida de los Sussex. Presenta a Meghan como una auténtica arribista que ha ido dejando «víctimas en el camino» y que ahora lo cuentan todo. Browne asegura que ha descubierto «cosas reamente extraordinarias» que sorprenden, y mucho.
Una imagen que dista mucho de la dulzura que la duquesa de Sussex siempre muestra y del papel de víctima de la institución que a menudo ha trasmitido en sus diferentes entrevistas y declaraciones públicas, siempre apoyada por su marido. Estas son algunas de las bombas que lanzan.
- Los amigos de Harry, contra Meghan
La llegada de esta actriz americana a la vida del hijo menor de Lady Di fue controvertida desde un principio. Los íntimos de Harry, sus amigos de toda la vida, aseguran que ella siempre actuó con ínfulas de princesa y en concreto hablan de un fin de semana en Sandringham en 2016 poco después de que saliera a la luz pública su relación.
Se reunieron con compañeros de Eton del príncipe y cuentan que la actitud de Meghan era totalmente inapropiada. Así lo relata el autor de esta biografía no autorizada: «Al igual que otros fines de semana de tiro, Harry estaba deseando bromear, bromear y beber mucho. Él no había previsto la reacción de Meghan. Sus chistes, que involucraban sexismo, feminismo y personas transgénero, rebotaban en salas y comedores. Sin dudarlo, desafió a todos los invitados cuya conversación contravenía sus ideas. Según los amigos de Harry, ella los reprendió una y otra vez por el más mínimo matiz inapropiado».
2. Isabel II no quería que la duquesa fuera al funeral de su marido
No le hizo falta vetarla, pero, según afirma el autor del libro, la Reina sintió un verdadero alivio al saber que no asistiría. El funeral por el duque de Edimburgo celebrado el 17 de abril de 2021 en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor fue íntimo, solo con la asistencia de la familia real a causa de la pandemia, y Harry viajó solo desde Estados Unidos a Londres para despedirse de su abuelo.
Su esposa estaba en la recta final de su segundo embarazo, así que no era recomendable que volara. Una circunstancia muy oportuna para Isabel II y esto es lo que respondió cuando le comunicaron la noticia: «Gracias a Dios».
3. Markle se creía la nueva Lady Di
La duquesa no llegó a conocerla, pero se ha encargado de hacerle guiños constantes a través de sus estilismos y también siguiendo su estela en actos benéficos y sociales, provocando de paso las comparaciones entre ambas. Tom Browne asegura que esto ha sido alentado por su marido, algo impostado para aprovechar el tirón mediático que sigue teniendo la fallecida princesa de Gales. «La duquesa de Sussex creía que era tan importante para la monarquía como la princesa Diana», dice.
Esto quedó escenificado en su triunfal gira oficial por Australia del año 2018: «Estaban convencidos de que su éxito los había bendecido con la magia de Lady Di». Pero hay algo que le faltaba a Meghan, los años de trabajo y el gran conocimiento de la historia británica que tenía su suegra, así que a juicio del escritor el paralelismo es forzado. «Ellos no comprenden que emular a Diana requería tiempo. Alentada por Harry, Meghan pareció conjurar la fantasía de que podría proporcionar el liderazgo que requería la monarquía», escribe.
4. El príncipe se enfada con su abuela por borrarlos del mapa
Durante la trasmisión navideña de la soberana británica en 2019, su nieto se llevó un gran disgusto al observar en el mensaje televisado que en la mesa donde aparecía Isabel II sentada había una serie de fotografías familiares cuidadosamente colocadas. En ellas aparecían Carlos de Inglaterra y Camilla, los duques de Cambridge y sus hijos, su padre el rey Jorge, y el duque de Edimburgo. «Para la furia de Harry, no había ninguna imagen de él, Meghan y Archie. Los Windsor estaban borrando a los Sussex de la historia», dice el escritor. En aquella época los duques de Sussex vivían en Vancouver (Canadá), antes de trasladarse a California.
5. La histeria de Meghan por una portada
En 2017, un año antes de la boda real, la ex actriz era portada de la revista Vanity Fair y el titular la dejó sin palabras. «¡Está loca por Harry!», escribía la citada publicación, algo que no se correspondía con la idea que ella se había hecho de esa entrevista, de la que esperaba que se destacara su filantropía.
Tampoco gustó el contenido a Buckingham Palace y hubo una fuerte reprimenda a la duquesa. A consecuencia de esto, ella llamó «histérica» a sus publicistas para quejarse del lío en que la habían metido con la Reina al no eliminar ciertos comentarios sobre el príncipe. «Como un trueno, la entrevista provocó reacciones sensacionales: Meghan había usado su relación con Harry para promocionarse. La hollywoodización de la familia real había sellado el destino de Meghan como prometida de Harry», recuerda Browe.
6. Indignados por el veto en el balcón del Jubileo
Otro de los asuntos más espinosos de la relación de los Sussex y los Windsor se produjo durante la reciente celebración de los 70 años de reinado de Isabel II. El escritor asegura que el hecho de que ellos no aparecieran junto al resto de la familia en el balcón de palacio fue una imposición de Carlos de Inglaterra: «Él prefirió que Harry y Meghan, como ciudadanos particulares, no fueran invitados al balcón o a montar en un carruaje real».
Y eso que la pareja lo intentó todo a través de un intercambio en el que sus hijos eran protagonistas. «Estaban furiosos porque el palacio había rechazado todas sus demandas de un papel destacado en el Jubileo a cambio de regresar a Gran Bretaña con Archie y Lili», revela el escritor.