***Un estudio de la revista Nature asegura que 5 mil millones de personas morirían de hambre en caso de que las dos potencias nucleares hicieran uso de su arsenal nuclear.
Por José Piñeiro
Un reciente estudio publicado por la revista científica Nature reveló que una confrontación nuclear entre Estados Unidos y Rusia provocaría 5.000 millones de muertes, que estarían directamente relacionadas con hambrunas, en los dos años siguientes a su estallido. Es decir, dos terceras partes de la población mundial perecería por desnutrición.
La publicación también estima que si el conflicto nuclear se diese a escala regional, entre India y Pakistán, por ejemplo, se producirían hasta 2.500 millones de muertes por desnutrición.
Y es que cualquier detonación de un arma nuclear que produzca más de 5 teragramos de hollín (5 billones de gramos) «puede causar una escasez masiva de alimentos en todos los países» y «amenazar la seguridad alimentaria mundial”, poniendo en jaque la supervivencia de miles de millones de personas.
La investigación, titulada “Hambrunas globales y muertes asociadas por una detonación de un arma nuclear”, analiza los impactos que tendría una bomba nuclear y la emisión de hollín a la atmósfera.
Según sus cálculos, un evento de estas dimensiones tendría como consecuencia directa la escasez de alimentos a nivel mundial y el aumento de muertes relacionadas con las hambrunas. Para llegar a esta conclusión, el equipo investigador de la publicación presentó seis escenarios posibles diferentes
Tal y como explican, una detonación nuclear causaría una infinidad de incendios e inyectaría una «descomunal» cantidad de hollín a la atmósfera, lo que «bloquearía los rayos de sol, que no podrían alcanzar la superficie terrestre».
Esta situación provocaría que los cultivos no recibiesen la cantidad de luz que necesitan para llevar a cabo la fotosíntesis. Así, muchas cosechas dejarían de ser viables. Esto, aseguran los autores del estudio, «limitaría la producción de alimentos».
Eso sí, alertan de que «la escala de esta escasez dependería de las variaciones en el enfriamiento, en las precipitaciones y en la cantidad de luz solar que alcanzase el suelo». Todas estas variables están determinadas, recuerda, por «la cantidad de hollín arrojado a la parte más alta de la atmósfera». Porque a mayores niveles de este, menos luz llegará a la superficie de la Tierra.
Como ya alertaba un estudio de la Universidad de Luisiana (EEUU) el pasado mes de julio, tanto el humo como el hollín provocado por una bomba nuclear bloquearían el sol y harían que las temperaturas globales cayesen 7 grados de manera casi inmediata. Además, según aquella investigación, las temperaturas oceánicas caerían también rápidamente y sería complicado que volviesen a su estado anterior.
El enfriamiento drástico de la superficie terrestre, sumado a la ausencia de los rayos de sol, haría que las cosechas fuesen marchitándose poco a poco hasta quedar inservibles. Además, el cambio en las temperaturas del océano pondría también en jaque los ecosistemas marinos y su vida.
Para evaluar todos estos impactos, el equipo investigador ha modelado los impactos de seis escenarios diferentes en los que se inyecta hollín a la atmósfera. Todos ellos basados en informes reales de países en los que existen armas nucleares.
Para todos los escenarios, además, han tenido en cuenta el impacto a una semana vista en los mayores cultivos y reservas de pesca salvaje. También han tenido en cuenta otros niveles de producción de alimentos y ganado.
El siguiente paso para desarrollar los escenarios ha sido una estimación de las necesidades calóricas globales una vez que se hayan agotado todos los suministros de alimentos existentes. Es decir, la cantidad de comida que necesitaríamos los humanos para comer, pero también para alimentar al ganado.
El problema está en que nos encontraríamos un escenario en el que no habría cultivos suficientes de cereal, ni frutas y verduras para alimentar a todos los humanos. Además, los autores concluyen que la comida proveniente de la ganadería y de la pesca no podría compensar la pérdida agraria que sufrirían la mayoría de países.
Eso, aseguran, «aunque se lleven a cabo medidas de mitigación, como la reducción del desperdicio alimentario [es decir, aprovechar los descartes para consumo principalmente animal, pero también humano o la reconversión para uso humano de los cultivos dedicados a animales o el biofuel».
Por eso, dicen, las implicaciones a nivel humano y planetario de un conflicto nuclear serían devastadoras. Los autores del estudio concluyen poniendo de relieve «la importancia de la cooperación internación para evitar el uso de armas nucleares».