***Este jueves se hizo público un documento que da cuenta de las causas de la muerte de la Reina Isabel II.
Por José Piñeiro
Un certificado de defunción inscrito en el Registro Nacional de Escocia dio cuenta que la causa del fallecimiento de la Reina Isabel II fue su “avanzada edad”.
Sin embargo, el documento público, con número registral 1.0789.978, no pondrá fin a las leyendas y rumores en torno a la muerte de la monarca más longeva de la historia del Reino Unido, pero al menos establece una causa oficial -si bien ambigua- de todo lo ocurrido aquel jueves en el que durante varias horas la prensa mundial divagó y especuló en torno a un comunicado oficial que se limitaba a señalar que los médicos de la reina estaban preocupados por su salud.
“La reina agoniza, la reina lleva muerta desde primera hora de la mañana, la reina sufría un cáncer de huesos…”. Los rumores, medias verdades y conjeturas con que digitales, radios y televisiones alimentaron la incertidumbre desaparecieron desde el momento en que el Palacio de Buckingham cubrió de negro el fondo de su página web y anunció el fallecimiento. A las 18.31 hora local la BBC, el único canal oficial a todos los efectos durante esas horas febriles, confirmó y anunció la noticia.
Isabell II había fallecido ya hacía tres horas y veinte minutos, el tiempo necesario para que toda la familia real estuviera junta, en Balmoral, se hubiera comunicado lo ocurrido a la recién nombrada primera ministra, Liz Truss, y a las autoridades relevantes y se hubiera puesto en marcha la operación Puente de Londres, el nombre clave bajo el que permanecía diseñado desde hacía ya años todo el guion desplegado durante 11 días de luto.
Que falleciera a causa de su avanzada edad puede resultar ahora obvio, pero en aquellos días en los que su fragilidad resultaba evidente, nadie cuestionaba aún que seguiría siendo por mucho tiempo la parte necesaria e insustituible del paisaje británico.