La pérdida de Pensilvania ha sido la que más ha dolido al expresidente llegando a culpar de la derrota a todo el mundo que le aconsejó apostar por Mehmet Oz, incluida su mujer, Melania Trump,
Por Pete Romero
El ex presidente Donald Trump se llevó un baño de agua fría este martes en Pensilvania, donde los demócratas vencieron a los dos candidatos que Trump había apoyado para la gobernación y para uno de los escaños del estado en el Senado.
Tanto es así que los asesores del mandatario han asegurado a la prensa estadounidense que éste se encuentra “furioso” y “gritando a todo el mundo». Varios medios como The New York Times, Fox News o The Independent han explicado que Trump ha cargado contra los candidatos republicanos, asegurando que “todos” eran “malos”.
Sin embargo, la pérdida del estado de Pensilvania ha sido la que más ha dolido al expresidente llegando a culpar de la derrota a todo el mundo que le aconsejó que apostara por el candidato Mehmet Oz, incluida su mujer, Melania Trump, asegurando que ese consejo «no fue su mejor decisión».
Pensilvania era uno de los estados donde más esfuerzo habían invertido Biden y Trump: ambos dieron comienzo allí a la campaña electoral en septiembre y el pasado sábado celebraron grandes mítines en ese estado, en un intento por arañar los últimos votos.
Al mitin de Biden acudió el expresidente Barack Obama (2009-2017), quien urgió a los estadounidenses a que acudieran a las urnas con el argumento de que la democracia estaba en juego.
Uno de los grandes vencedores de la noche fue John Fetterman, actual vicegobernador del estado y que, con sus más de dos metros de altura y su aspecto rudo, recuerda más a un obrero del decrépito cinturón industrial de Pensilvania que a alguien que aspira a moverse en los círculos del poder en Washington.
«Estoy orgulloso de la campaña que hemos hecho. Esta campaña siempre buscaba luchar por todos aquellos que alguna vez fueron derribados y volvieron a levantarse», clamó esta noche Fetterman, que sufrió un ictus justo antes de ganar las primarias demócratas y tiene problemas de oído y de dicción.
Enfrente tenía a Mehmet Oz, aliado de Trump y conocido popularmente como Dr. Oz por sus apariciones en televisión, donde durante años llegó a tener su propio programa diario de consejos médicos tras convertirse en un rostro habitual de la mano de Oprah Winfrey.