Las partes manifestaron su intención de invitar a Alemania, Suecia, Suiza, España, Chile, México y Brasil para que «consideren su participación como acompañantes».
Por Ángela Betancourt
El Gobierno de Colombia y el ELN acordaron este viernes invitar a Estados Unidos, cuatro países europeos y a Chile, Brasil y México como garantes para acompañar el proceso de negociación.
En un comunicado que fue leído por representantes de Venezuela y Noruega, países garantes de las conversaciones, las partes manifestaron su intención de invitar a Alemania, Suecia, Suiza y España para que «consideren su participación como acompañantes».
También acordaron «adelantar acciones diplomáticas con el Gobierno de Estados Unidos para conocer su disposición a participar en este proceso mediante un enviado especial a la mesa de diálogo».
El Gobierno de Colombia y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) reanudaron el lunes el diálogo de paz desde Caracas, donde ambas delegaciones se reunieron en el Hotel Humboldt, en presencia de observadores internacionales.
De parte del Ejecutivo colombiano, el equipo negociador está encabezado por Otty Patiño, un exguerrillero cercano al presidente Gustavo Petro, mientras que Israel Ramírez, alias «Pablo Beltrán», lidera la delegación del ELN.
Las partes acordaron «reanudar con plena voluntad política y ética el proceso de diálogo político» en Colombia.
Además, se comprometieron a «construir la paz a partir de una democracia con justicia, con cambios tangibles, urgentes y necesarios» que resulten de la mesa de negociación que se instalará en el Hotel Humboldt durante las próximas tres semanas.
En dicho texto, el Gobierno de Colombia y el ELN agradecieron la «persistencia, el compromiso y presencia de los países garantes», entre los que se incluye a Venezuela, así como a la Misión de Verificación de Colombia de la Organización de Naciones Unidas, y de la Conferencia Episcopal de Colombia.
Asimismo, consideraron que la «construcción de la paz, como política de Estado, trasciende la temporalidad», por lo que favorecerán «compromisos permanentes y verificables que siembren certeza de una nueva cultura de paz, fundada en cambios reales, que permitan la superación de la violencia política y sus causas».