El veto a las compras de petróleo ruso por parte de los Estados miembros recoge una excepción para Hungría.
Por José Piñeiro
La Unión Europea aplicó desde este lunes 5 de diciembre su embargo a todas las importaciones de petróleo ruso transportadas por barco al bloque, y también la prohibición de transportar el crudo de Moscú vendido a terceros países a un precio superior a 60 dólares por barril acordado por las potencias del G7.
Pactado por los jefes de Estado y de Gobierno en una cumbre en mayo, el veto a las compras de petróleo ruso por parte de los Estados miembros recoge una excepción para Hungría, que podrá abastecerse a través del que le llega por gasoducto gracias a la letra pequeña que el primer ministro Viktor Orbán pidió en dichas negociaciones.
Con todo, el embargo europeo afecta al 90 % de todo el petróleo que Rusia vendía antes de la guerra a los socios comunitarios, que desde marzo han redoblado sus esfuerzos para reducir al máximo su dependencia de los combustibles fósiles del Kremlin.
Además, la Comisión Europea subrayó este fin de semana que el tope al precio por barril acordado con el G7 «no afecta de ninguna manera a la prohibición de importar a la UE crudo ruso o productos de petróleo» ni tampoco a las «excepciones y derogaciones específicas» que fueron acordadas
Hicieron falta varias reuniones de embajadores ante la UE para desempantanar a nivel europeo tope al precio del crudo ruso que el G7 y otros socios internacionales como Australia llevan meses persiguiendo a propuesta de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen.