El gobierno del presidente Joe Biden pidió el martes a la Corte Suprema que no retire los límites al asilo antes de Navidad.
Por Pete Romero
Texas desplegó funcionarios de la Guardia Nacional a la frontera, y los negocios de San Diego esperan una oleada de compradores navideños desde México, mientras decenas de miles de solicitantes de asilo en la frontera aguardan un fallo de la Corte Suprema que les permita ingresar en Estados Unidos.
El gobierno del presidente Joe Biden pidió el martes a la Corte Suprema que no retire los límites al asilo antes de Navidad, un día después de que el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, emitiera una orden temporal para mantener en vigor las restricciones migratorias implementadas durante la pandemia. Antes de la orden de Roberts, las restricciones que permiten expulsar a muchos, pero no a todos, los solicitantes de asilo estaban programadas para expirar el miércoles.
Estados Unidos les ha negado a los migrantes el derecho consagrado en las leyes nacionales e internacionales a solicitar asilo en 2,5 millones de ocasiones desde marzo de 2020 con el argumento de evitar la propagación de COVID-19, bajo el amparo de una norma de salud pública llamada Título 42.
El gobierno federal también pidió al tribunal que rechace los intentos de último minuto de parte de un grupo de estados de tendencia conservadora por mantener la medida. Admitió que poner fin a las restricciones probablemente provocaría “trastornos y un aumento temporal de cruces fronterizos ilegales”, pero puntualizó que la solución no es extender la orden de forma indefinida.
Debido a que una decisión al respecto podría darse hasta el último momento, la presión se ha estado acumulando en las comunidades de ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México.
En El Paso, Texas, el alcalde demócrata Oscar Leeser advirtió que los albergues de Ciudad Juárez, México, se encuentran a su máxima capacidad, con unos 20.000 migrantes dispuestos a cruzar a Estados Unidos.
La ciudad texana tomó medidas para ampliar su capacidad para recibir a más migrantes, adaptando edificios grandes como albergues, mientras que la Cruz Roja puso a disposición 10.000 catres. Las autoridades locales también esperan aliviar la presión sobre los albergues de la zona mediante el traslado de migrantes a otras ciudades grandes de Texas y de estados aledaños, acercándolos a familiares o patrocinadores en coordinación con organizaciones sin fines de lucro.
“Seguiremos preparados para lo que venga”, señaló Leeser.
El estado desplegó esta semana a elementos de la Guardia Nacional de Texas en El Paso, donde utilizaron alambre de púas para cubrir una apertura en la valla fronteriza en los márgenes del río Grande (o Bravo), la cual se convirtió en un cruce popular en los últimos días para los migrantes que vadearon las aguas poco profundas para acercarse a los funcionarios de inmigración. Los agentes usaron un altavoz para anunciar en español que es ilegal cruzar por ese punto. Unos cientos de personas se reunieron a lo largo del alambre de púas que los separaba de los agentes de la Guardia Nacional.