Las estimaciones del daño causado en la ciudad de Viña del Mar están evolucionando constantemente. Los equipos de emergencia se mantienen en alerta.
Por Ángela Betancourt
El gobierno de Chile decretó el «estado de excepción por catástrofe» para hacer frente a un gigantesco incendio en la ciudad de Viña del Mar, a unos 120 kilómetros de Santiago.
El fuego ya ha dejado dos personas muertas, decenas de heridos y cientos de damnificados, de acuerdo a la información oficial entregada hasta ahora.
La ministra de Interior, Carolina Tohá, informó este viernes que las estimaciones del daño causado por las llamas están evolucionando constantemente en la medida que los equipos de emergencia intentan abrirse paso en las áreas más afectadas.
«Hay muchas zonas que no se pueden entrar, hay focos activos, preliminarmente hay estimaciones de hasta 500 viviendas, pero constatados son 130», las que han sido afectadas por las llamas.
El presidente Gabriel Boric suspendió todas sus actividades para visitar la zona. «No los dejaremos solos (…) nuestra prioridad está en la seguridad de las personas y seguiremos desplegando todos los recursos necesarios», publicó el mandatario en sus redes sociales.
El siniestro se desató rápidamente el jueves por la tarde y avanzó durante toda la noche. «El fuego fue envolvente y en cuestión de minutos cambió por la dirección del viento», relató Alejandra Lastiva al canal de noticias TVN.
La Oficina Nacional de Emergencia, ONEMI, activó la alerta roja y decretó la evacuación de algunas zonas ante el riesgo y las dificultades para contener las llamas.
Equipos de bomberos se desplazaron para ayudar a contener el fuego que estuvo favorecido por las altas temperaturas que se han vivido en Chile en diciembre.
«Hubo una respuesta muy rápida al inicio de este incendio, pero a pesar de ello, producto del lugar donde se desarrolla este incendio, de las condiciones climáticas, del viento y de la presencia de material combustible, se extiende con mucha agresividad y rapidez», dijo el subsecretario de Interior, Manuel Monsalve.
Las llamas y las voraces lenguas de fuego han dejado un paisaje desolador: casas quemadas, tejados retorcidos y chatarra enrevesada en muchas poblaciones de origen muy humilde.
El fuego se inició presuntamente en zonas forestales de bosques nativos en la parte alta de la ciudad para afectar rápidamente asentamientos irregulares en los sectores altos de las quebradas y cerros donde proliferan casas de materiales ligeros que prenden con velocidad y en laderas donde se acumula basura, según las autoridades.