Los tres jefes de Gobierno de EE. UU., México y Canadá dieron muestras de unidad en la Cumbre de América del Norte. Entre bastidores, sin embargo, dominan los intereses nacionales.
Publicado en dw.com
Mientras que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se llevaba muy bien con el expresidente estadounidense Donald Trump, las relaciones con el actual presidente Joe Biden son bastante tensas. Biden se presenta como un gran defensor de las democracias en todo el mundo y por eso también critica a las autocracias de Cuba, Nicaragua y Venezuela, amigas de López Obrador.
El problema de la migración
Pero, ahora, el presidente Biden necesita urgentemente la ayuda de México. Tiene que controlar el problema de la inmigración en el sur del país. En Washington, es criticado no sólo por los republicanos, sino también por miembros de su propio partido. Así que su misión era convencer al presidente de México de que acogiera a los migrantes que Estados Unidos no quiere.
Se supone, pues, que México asumirá una función similar a la que Turquía desempeña para Alemania. Y el precio es similar: de las tendencias antidemocráticas en México no se habla. Ni el papel ampliado de las fuerzas armadas, ni la intervención en la comisión electoral independiente, ni el discurso cada vez más populista y polarizador del presidente mexicano son mencionados por Biden; al presidente estadounidense no parecen importarle.
Dependencias mutuas
López Obrador también necesita a Biden y a Trudeau. En la Cumbre de América del Norte, se tomó fotos para el álbum familiar, junto al presidente de Estados Unidos y su primera dama, así como con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, con su esposa.
En la rueda de prensa final, Biden y Trudeau permanecieron debidamente junto a López Obrador mientras el presidente mexicano explicaba por qué a México le va tan bien bajo su Gobierno. Cada vez más mexicanos tienen trabajo y el tema migratorio está bajo control, dijo. Biden y Trudeau escucharon durante casi una hora.
Biden promueve la producción en EE.UU.
Las relaciones económicas también son más complicadas de lo que parece a primera vista. Por ejemplo, Estados Unidos intenta depender menos de China trasladando la producción de semiconductores a México. Esto podría tener un efecto positivo en toda la región norteamericana. Pero aquí también dominan los intereses nacionales.
Con la Ley para la Reducción de la Inflación, Biden fomenta la producción en EE.UU., por lo que también persigue aquí una política de «America first». Se supone que Canadá solo suministre las materias primas.
Si estos tres países unieran seriamente sus fuerzas, podrían formar una sólida alianza; al fin y al cabo, los tres juntos generan un tercio del producto interno bruto mundial. Pero los «tres amigos», como les gusta presentarse, se han limitado a dar esa imagen en esta cumbre. Aunque, entre bastidores, hay pocos resultados tangibles.