Blinken recordó que “es responsabilidad de todos dar pasos para reducir la tensión, en vez de avivarla”.
Por José Piñeiro
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, tenía previsto desde hace semanas visitar Israel y Palestina, pero cuando aterrizó este lunes en Tel Aviv parecía haberse desplazado de urgencia, con una escalada de violencia en la zona y el humo aún reciente de los bombardeos a un centro militar en la ciudad iraní de Isfahán y a un convoy iraní entre Irak y Siria, que algunas fuentes endosaron al Mosad.
En las 96 horas previas a su llegada, Israel ha efectuado en Yenín una de sus redadas más letales en Cisjordania desde la Segunda Intifada (2000-2005), con 10 muertos; un palestino asesinó a siete personas en un asentamiento cercano a Jerusalén, en lo que es considerado como el atentado más grave contra israelíes desde 2011 y se han extendido los intentos palestinos de ataque, las escaramuzas y las agresiones a palestinos por colonos ultranacionalistas en Cisjordania (144 solo el sábado, según la agencia oficial palestina Wafa).
En este contexto, Blinken ha dedicado sus primeras palabras a recordar que “es responsabilidad de todos dar pasos para reducir la tensión, en vez de avivarla”. Luego, tras reunirse en Jerusalén con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, abundó en la idea al exhortar “a todas las partes a tomar medidas urgentes para restablecer la calma y desescalar la tensión”.
Este fin de semana, el Gobierno de Netanyahu aprobó facilitare a miles de civiles la obtención de un permiso de armas, precintó la casa del autor del atentado hasta que sea demolida y anunció que “reforzará los asentamientos” en territorio ocupado y que retirará la seguridad social “a las familias de terroristas que apoyen el terrorismo”. La Autoridad Palestina responsabilizó “por completo al Gobierno de ocupación israelí de la peligrosa escalada”, que ha sumado este lunes una nueva víctima mortal: un palestino abatido cuando, según el Ejército israelí, intentó evitar una inspección en un puesto de control en Hebrón.
Blinken indicó además que el atentado del viernes, efectuado ante una sinagoga, fue “más que un ataque contra personas; fue también un ataque al acto universal de practicar la propia fe”. “Y condenamos a todos aquellos que celebran este y cualquier otro acto de terrorismo que acaba con vidas inocentes, sea quien sea la víctima o en lo que crean. Los llamamientos de venganza contra más víctimas inocentes no son la respuesta”, dijo.
Las declaraciones se ciñen al guion que comenzó en Egipto, primera etapa de su gira por Oriente Próximo, que abandonó este mediodía. Allí también, el representante estadounidense habló en genérico de “rebajar las tensiones” e instó a la “calma”.
Blinken, cuyo país mantiene una estrecha alianza con Israel,ha querido dar ante Netanyahu una cal y otra de arena. Por una parte, ha subrayado que el compromiso de su país con la seguridad de Israel es y será “invulnerable”, ha destacado el consenso en torno a Irán y ha puesto el foco en los “horribles atentados palestinos”. Pero también ha subrayado que la búsqueda de que más países árabes reconozcan Israel “no es un sustituto” de avanzar hacia la paz con los palestinos y ha destacado de “preservar y hacer realidad” la solución de dos Estados. Es la fórmula para poner fin al conflicto que defiende Washington ―y el resto de la comunidad internacional― y que rechaza el actual Ejecutivo israelí.