Según el autor la corrupción es una corona olímpica que a máximo esplendor refulge siniestramente sobre la cabeza de Maduro y su régimen dictatorial.
Por Carlos Canache Mata
Según el más reciente informe de Transparencia Internacional, Venezuela está ubicada “entre los cuatro países más corruptos del mundo” y “el país más corrupto de América con una puntuación de 14 sobre 100, seguido de Haití con 17 puntos y Nicaragua con 19”.
El Índice de Percepción de la Corrupción clasifica a 180 países y territorios de todo el planeta, tomando en cuenta los niveles de corrupción en el sector público con una escala de puntuación de 0 (muy corrupto) a 100 (muy limpio). Venezuela con sus 14 puntos está entre los más corruptos, y, todo ello en un país donde 81,5% de la población no tiene para cubrir la canasta básica y donde 53,3% vive en la pobreza extrema; en las Américas, el ranking de 22 países limpios lo encabezan Canadá y Uruguay (74 puntos); en tanto que Dinamarca, Finlandia, Nueva Zelanda, Noruega, Singapur, Suecia, Suiza y Países Bajos, con más de 80 puntos, están entre los más limpios del mundo.
Ya, en un editorial de El Nacional del día 2 de este mes de febrero, hay este preocupante párrafo: “Un dato del año 2021 indica que el 21% del PIB venezolano proviene de los negocios ilegales. Grupos criminales que ejercen un amplio control sobre las operaciones de extracción del oro en el sur del país, y extorsionan y sobornan a comandantes militares para mantener sus actividades al margen de la ley. Esos grupos violan los derechos humanos, cometen desapariciones forzosas, asesinan líderes indígenas y provocan el desplazamiento de sus comunidades, y causan contaminación y otros delitos ambientales graves”.
El diario colombiano El TIEMPO, en su edición del 16 de febrero, conversó con Transparencia Venezuela “para obtener más detalles sobre por qué la lucha contra la corrupción sigue siendo una tarea pendiente en Venezuela, que según la organización, no sólo se ve inmersa en la llamada ‘corrupción simple´, sino que es la ´gran corrupción´ la que realmente arropa a la nación. Luego de años de seguimiento e investigaciones, Venezuela hoy suma 141 casos de corrupción que se investigan en 25 países. La mayoría ligados al gran desfalco que sufrió la principal empresa del país: Petróleos de Venezuela (PDVSA). Uno de ellos es el último descubierto en Haití luego del terremoto de 2010, pues los fondos de Petrocaribe que debían usarse para la catástrofe nunca aparecieron y de ahí la denominación de “gran corrupción”.
Esta última –la gran corrupción- había sido señalada en el informe de 2018 de Transparencia Venezuela, que agrega la característica en su práctica el perjuicio en lo económico y en los derechos fundamentales con violación de los derechos humanos. Transparencia Venezuela detalló al diario colombiano que entre los países en los que investigan más tramas de corrupción sobre Venezuela están: EEUU con 57 casos investigados (algunos ya con sentencias) con 306 bienes producto de la corrupción venezolana, le sigue Argentina con 16 procesos, España con 11, Colombia con 8 y 1 en Haití. La propia Transparencia Venezuela ha dicho que “la gran corrupción es una expresión usada para describir aquella que penetra los niveles más altos de gobierno, generando graves abusos de poder y distorsionando las funciones centrales de gobierno”.
Además de los países mencionados anteriormente, hay casos que se investigan en Andorra, Luxemburgo, Portugal y Ecuador. Y se proporciona un dato más alarmante: “En total, Venezuela ha perdido 64.000 millones de dólares en al menos 15 años por cuenta de las tramas de corrupción. Para ponerlo en perspectiva, el presupuesto de la nación para este 2023 es de 173.703 millones de bolívares que al tipo de cambo oficial representan 7.112 millones de dólares”, en tanto las reservas internacionales suman unos 10.338 millones de dólares. Uno de los investigadores de Transparencia Venezuela, manifiesta: “Lo particular de estos casos es que la mayoría son producto del desfalco de PDVSA. Todo está catalogado como gran corrupción porque tiene 4 carácterísticas: incluye a terceros países, afecta a la población, se involucran grandes cantidades de dinero y el impacto sobre la población”.
Según Transparencia Venezuela: “En total, 14.865 personas están involucradas de manera directa e indirecta en las investigaciones… Esto incluye: agentes de registros de empresas, banqueros, asesores bancarios, firmas de contadores, auditores, representantes de corretajes inmobiliarios, asesores y vendedores de arte, ministros, funcionarios públicos y otros”.
En relación al reciente informe de Transparencia Internacional arriba mencionado, la directora ejecutiva de esa organización en Venezuela, Mercedes De Freitas, declaró: “La gran corrupción de Venezuela ha llegado a tal nivel que ha dejado a los venezolanos en indefensión. No tenemos a dónde acudir porque todos los órganos públicos están capturados por la red de corrupción que además tiene alianzas con el crimen organizado” y que “la corrupción no sólo limita los derechos de los venezolanos , sino que además empeora la crisis y da resultados –solo por nombrar uno de ellos- como la salida masiva de migrantes”, a los que habría que añadir que se dejaron de hacer hospitales, en el caso de Odebrecht no se terminó el Metro de Guarenas y en el sector eléctrico no se construyeron los proyectos establecidos; y, por su parte, la presidenta de Transparencia Internacional, Dalia Ferreira Rubio, observa: “Los gobiernos frágiles fallan en su labor de frenar las redes criminales, el conflicto social y la violencia y algunos exacerban las amenazas para los derechos humanos al concentrar el poder con el pretexto de responder a la inseguridad”.
La corrupción es una corona olímpica que a máximo esplendor refulge siniestramente sobre la cabeza de Maduro y su régimen dictatorial.
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