El líder opositor venezolano, Juan Guaidó, ha sido expulsado de Colombia y ha llegado a Miami, Estados Unidos, tras una odisea de más de 70 horas de viaje. Guaidó ha expresado su preocupación por su familia y equipo de trabajo, que han sufrido la persecución de la dictadura en Venezuela. «Han recibido llamadas amenazando directamente, no solamente a Fabiana (su esposa), sino también a su familia, a mi equipo de trabajo y hemos visto cómo la dictadura en otras ocasiones ha respondido», denunció Guaidó. Además, criticó la decisión del gobierno colombiano de expulsarlo del país y prohibirle participar en la conferencia internacional sobre el proceso político en Venezuela que se realizará en Bogotá.
«Lamentablemente hoy también debo decir que la persecución se sintió en Colombia también de alguna manera», dijo Guaidó. El líder de la oposición venezolana describió su trayecto para poder llegar a la capital colombiana, donde hizo un recorrido por tierra desde la frontera venezolana a la ciudad de Cúcuta en el este de Colombia y de allí se fue por carretera hasta Bogotá. Guaidó explicó que viajó en un vuelo comercial debido a las amenazas a su familia, que aún permanece en Venezuela, tras ingresar a suelo colombiano por vía terrestre.
Guaidó llegó a la capital colombiana con la intención de participar en la Cumbre Internacional sobre Venezuela convocada por Gustavo Petro, pero la Casa de Nariño señaló que el máximo representante del antichavismo no estaba invitado al evento que se realizará este martes. El dirigente venezolano recordó que la Cancillería colombiana organizó la Cumbre sobre Venezuela con la intención de encontrar nuevas alternativas a la crisis que vive el país y escuchar la voz de quienes sufren la dictadura chavista. «Vine a llevar la voz de millones que quieren un mejor país, que quieren una solución, que quieren recuperar a su familia, que quieren recuperar la dignidad», añadió en su mensaje el dirigente.
Guaidó manifestó su expectativa de que durante el encuentro que se celebrará este martes en Bogotá los países invitados «puedan hablar de la democracia, del respeto a los derechos humanos, de la integridad de los que están siendo perseguidos no solamente en Venezuela sino en todo el mundo».