Hasta hace pocos días, Juan Guaidó tenía la meta de convertirse en el impulsor de un acuerdo que unificara a toda la oposición. Poco ayuda a eso posicionarse tan radicalmente en contra de la asistencia técnica del CNE. ¿Qué cambió en los últimos días?
Guaidó estuvo la semana pasada en Washington en agenda intensa, principalmente privada. En DC no sólo están los principales think tanks, mundo en el cual ya el propio Guaidó ha asomado públicamente que se insertará como profesional, sino también los cuadros más radicales de Voluntad Popular en el exilio.
Volviendo a la posición política de Guaidó hasta hace, al menos, dos semanas, el expresidente hacía énfasis en que la dirigencia naranja en el exterior debía apoyar más a quienes estaban en el frente de batalla. De hecho, es una crítica constructiva que le hacía a toda la dirigencia política en el exilio. Ahora, sin embargo, se nota a un Guaidó mucho más cercano a los López, Vecchio y compañía que al candidato Superlano, quien hasta se ha mostrado dispuesto a echar mano del consenso si la primaria se hace inviable por la dinamita roja.
Hoy, Juan parece cerca de una María Corina de la cual, hasta hace par de semanas, le separaba un océano de distancia. Hoy, Juan parece más cerca de Machado que de Superlano.
En medios y agencias de comunicación política afines a Guaidó ya se nota un cambio de tono a uno más cercano al de Vente.
¿Qué le pasó a Guaidó en las últimas dos semanas? ¿Se viene un quiebre interno en VP?
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