Raúl Gorrín, el presidente y propietario del canal de televisión Globovisión, suscita críticas al emitir declaraciones que amenazan el valor de la libertad de expresión en Venezuela. El empresario, notoriamente cercano al régimen de Nicolás Maduro y sancionado por el gobierno de Estados Unidos, hizo declaraciones preocupantes sobre el uso de su plataforma de medios.
Gorrín indicó que no permitirá que su plataforma sea utilizada para lo que él denomina «causas reptiles», en aparente referencia a los candidatos de la oposición y sus seguidores. Las declaraciones de Gorrín, acusando a estos grupos de agitar «vientos de violencia», pueden considerarse un intento claro de silenciar la disidencia y limitar la pluralidad de voces en el país.
El empresario, posicionándose como guardián unilateral de la verdad, declaró: «Nuestro deber es defender la verdad periodística y el derecho de nuestra audiencia de estar informada». Esta postura, sin embargo, parece estar en desacuerdo con los principios fundamentales de la libertad de prensa, que se basa en permitir una amplia gama de opiniones y voces.
Gorrín también advirtió que si se le provoca, está dispuesto a enfrentar el desafío.
Esta postura de Globovisión, un medio de comunicación clave en el país, amenaza con estrechar aún más el espacio para el debate abierto y el disenso en Venezuela.