«Unidos, no aislados»: EEUU regresa a la UNESCO con la bandera en alto
En un golpe simbólico para la cooperación global, la bandera de Estados Unidos se alzó de nuevo hoy en la sede de la UNESCO en París. Esta es la primera vez desde su salida en 2018 que Estados Unidos se reconecta con la organización. La primera dama, Jill Biden, presidió la ceremonia y recordó que «los mayores desafíos de nuestro tiempo no se pueden resolver desde el aislamiento».
«El presidente (Joe) Biden es consciente de que si queremos crear un mundo mejor, Estados Unidos no puede hacerlo solo, sino que debemos ayudar a abrir el camino. Por eso estamos tan orgullosos de volver a formar parte de la UNESCO», afirmó Jill Biden, en un poderoso golpe por la solidaridad y el multilateralismo.
La ceremonia se llevó a cabo con la majestuosa Torre Eiffel al fondo y contó con la presencia de la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, y la primera dama francesa, Brigitte Macron. La bandera de las barras y estrellas se unió a las de los otros 192 miembros de la UNESCO, simbolizando el regreso de uno de los miembros fundadores y mayores contribuyentes de la organización.
El regreso de Estados Unidos a la UNESCO no es sólo un retorno simbólico, sino que también viene acompañado de una promesa de pago de la deuda de 619 millones de dólares que Washington había acumulado con la institución desde 2011. Este movimiento ha sido posible gracias a un acuerdo entre los parlamentarios estadounidenses de ambos bandos del espectro político.
La ceremonia de izado de la bandera se convirtió en un discurso en favor del multilateralismo. Azoulay lo describió como un momento excepcional y «feliz» que «refuerza la universalidad» de la organización y su «legitimidad».
En su discurso, Jill Biden hizo hincapié en la importancia de la protección del patrimonio, la cultura de la paz, la libertad de prensa y la utilización ética de las nuevas tecnologías, todo lo que la UNESCO defiende. Sin embargo, en su calidad de profesora, destacó especialmente la importancia de la educación para crear un futuro mejor.
Este regreso representa no solo un giro simbólico para la política exterior de los Estados Unidos, sino también un poderoso recordatorio de que los desafíos más importantes de nuestro tiempo requieren de colaboración global y solidaridad, no de aislamiento.