Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional 2020, ha emitido declaraciones en relación a la reciente designación de los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE). A la luz de las críticas generadas, Rodríguez señaló: «pudimos haber desarrollado un CNE que respondiera solamente a algunas toldas políticas». Sin embargo, afirma que esa no fue la directriz recibida de figuras prominentes del PSUV, como Diosdado Cabello y Nicolás Maduro. Según sus palabras, la instrucción fue que «buscáramos la mayor amplitud y generosidad».
Estas declaraciones pueden resultar sorprendentes, especialmente cuando se considera el perfil político de la mayoría de los rectores recientemente designados. La percepción generalizada es que muchos de ellos están fuertemente inclinados hacia el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), lo que choca frontalmente con el mandato de imparcialidad que estipula la Constitución del país en relación al ente comicial.
Un nombre que ha causado especial revuelo es el de Elvis Amoroso. Conocido por su rol como Contralor General de la República, Amoroso ha sido el artífice detrás de numerosas inhabilitaciones políticas que se han llevado a cabo sin un proceso judicial previo. Esta práctica ha sido fuertemente criticada y señalada como contraria a la Carta Magna del país.
Las palabras de Rodríguez pueden interpretarse de diversas maneras. Algunos podrían ver en ellas un intento de justificar o suavizar una decisión claramente politizada. Otros, más escépticos, podrían argumentar que son una muestra más del control que el madurismo ejerce sobre las instituciones del Estado.
Lo cierto es que la designación del nuevo CNE es un evento de suma importancia para el futuro político de Venezuela. La integridad y transparencia de las elecciones futuras, así como la confianza del pueblo venezolano en sus instituciones, dependen en gran medida de la imparcialidad y profesionalismo de este organismo.