El ex presidente italiano, figura clave durante la crisis de la deuda, deja un legado político tras casi una década al mando.
Italia despide a un icono político. Giorgio Napolitano, quien presidió la nación en dos mandatos consecutivos desde 2006 hasta 2015 y fue timón durante la tempestuosa crisis de la deuda en 2011, murió este viernes a los 98 años en el hospital Spallanzani de Roma, tras batallar recientemente con problemas de salud.
Napolitano, un veterano que tuvo diversas cirugías en sus últimos años, tomó la decisión de renunciar en 2015, convirtiéndose en el primer presidente italiano en ser reelegido para un segundo mandato. La primera ministra Giorgia Meloni ya transmitió las condolencias oficiales del gobierno a sus seres queridos.
Aunque la posición presidencial en Italia es mayormente ceremonial, Napolitano mostró en varias ocasiones que las decisiones desde el palacio pueden tener un impacto real. En 2011, durante el clímax de una crisis económica, intercedió para nombrar a Mario Monti, anterior tecnócrata de la Comisión Europea, para liderar el país, reemplazando al controversial Silvio Berlusconi. Dos años después, nuevamente tomó las riendas, promoviendo una coalición liderada por Enrico Letta tras unas elecciones inconclusas.
Con raíces en el Partido Comunista, en 2006 Napolitano se alzó como el primer presidente con un trasfondo en dicho partido. A lo largo de su mandato, designó a cinco primeros ministros, mostrando la turbulencia política de la época. Antes de asumir la presidencia, tuvo una carrera política ejemplar: fue presidente de la Cámara de Diputados, ministro del Interior, europarlamentario y senador.
El legado de Napolitano es indiscutible. En 2013, a los 88 años, se convirtió en el jefe de Estado más longevo de Europa y el primero en Italia en obtener un segundo mandato, dada la crisis política que enfrentaba el país. Aunque su mandato debía prolongarse hasta 2020, eligió retirarse en 2015, señalando que la edad ya pesaba en sus responsabilidades.